Gusto saludarles, verles, estar en esta instalación del Consejo Quintanarroense para la Construcción de la Paz y la Reconciliación.
Doy la bienvenida a mi amigo el señor subsecretario de Gobernación Rabindranath Salazar, amigo de Quintana Roo, amigo mío, bienvenido al estado una vez más, nos ha siempre apoyado como estado en muchas acciones de Gobierno y en esta pues con mucho más razón derivado de ese comentario que él acaba de hacer, derivado de restablecer ese tejido social tan importante que es para lograr la tan anhelada paz y tranquilidad, bienvenido Rabindranath.
Saludo a Lulú encargada del despacho del Ayuntamiento de Benito Juárez, a Julián, gracias Julián por recibirnos aquí en la universidad y por el trabajo también de mantener este grupo, el poder llevarlo a cabo y que se haga hoy realidad, muchas gracias y saludos a toda la comunidad universitaria.
Saludo al señor Notario Público don Edgar Ordóñez, gracias Edgar. A la secretaria de Desarrollo Social del Estado a Rocío Moreno.
Me da mucho gusto saludar a los presidentes municipales a Blanca Merari de Puerto Morelos, y a Emir de Lázaro Cárdenas, bienvenido, bienvenida, me da gusto verles, representantes de los municipios de Cozumel, de Solidaridad y de Isla Mujeres, bienvenidos también.
Amigas y amigos de las organizaciones de la sociedad civil, representantes de cámaras empresariales, de instituciones académicas, todos, todas bienvenidos.
Les decía que es un gusto estar en esta instalación del Consejo Quintanarroense para la Construcción de la Paz, un espacio de encuentro, de diálogo, donde se fortalezca la identidad, la dignidad, la independencia, la autonomía y la libertad de las personas.
Hace muchos años le preguntaron a un hombre sabio. ¿Cuál es el camino de la Paz? Y este contestó “el desarrollo”.
Y desafortunadamente, a pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a lograr mejores condiciones de vida, la violencia, los conflictos, los efectos del cambio climático, las enfermedades pandémicas han empeorado las condiciones para lograr el tan esperado deseo de paz y justicia.
Es por ello que al unirnos en este Consejo debemos de tener como prioridad el promover el Diálogo para construir esa paz, fomentar la educación como motor de esa paz y asegurar las condiciones laborales para construir esa paz.
Hemos vivido en carne propia la situación del mundo del trabajo, durante la pandemia de Covid-19.
Muchas de las actividades económicas y productivas que cerraron dejaron una situación de alta vulnerabilidad no sólo en el ámbito laboral sino también generaron una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos.
Asimismo, los jóvenes que se asoman al mercado profesional y los adultos que han caído en la desocupación afrontan actualmente perspectivas muy complejas y la violencia y la criminalidad organizada aumentó.
El trabajo, en efecto, es la base sobre la cual se construyen en toda comunidad la justicia y la solidaridad. Aquí en el estado, aquí en Quintana Roo, a pesar de que tenemos índices arriba de la media nacional de la generación de empleos, aún son notorios los capítulos pendientes que para nuestra comunidad tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad.
Por ello urge, dentro de este concepto de Paz igual a Desarrollo, que es urgente que fortalezcamos las condiciones laborales dignas, orientadas al bien común y al cuidado de nuestra comunidad.
Es necesario asegurar y sostener la libertad de las iniciativas empresariales y, al mismo tiempo, impulsar una responsabilidad social renovada, para que el beneficio no sea el único principio rector.
La paz no se construye sola. Tenemos que construir puentes de diálogo y no muros. Necesitamos apostar a la solidaridad y la confraternidad de todas y todos, porque tenemos que promover la unión, no la segregación y la separación.
Este Consejo que hoy se pone en funciones debe ser el canalizador de esa construcción de puentes de la que yo hablo y debe enviar un mensaje a todas y todos los quintanarroenses de convivir y dialogar en paz.
Tenemos la obligación, la responsabilidad y el deber de asegurar que las futuras generaciones puedan tener la capacidad de optar por un modelo de desarrollo diferente al actual. Por lo tanto, no podemos entregarles un estado con violencia, con un tejido social fragmentado, un modelo económico con injusticias y un sistema político con valores de corto plazo.
Por el contrario, debemos involucrar decididamente a la juventud para que ellos, las y los jóvenes, puedan ser los artífices de su propio destino, para que se generen las condiciones viables para una transformación y una transición hacia un Quintana Roo con más libertad, paz, orientado por el bien común, una mejor calidad de vida, donde los derechos se expandan a todas y todos los ciudadanos.
Quienes lideran este esfuerzo de diálogo desde sus propias características deben buscar entendimientos que proyecten juntos hacia un futuro común.
Dialogar es abrirse a otro, e intentar ver el mundo con sus ojos y entender que solo con la tolerancia podemos coexistir y convivir en este maravilloso estado que nos toca vivir y queremos preservar.
Los conflictos tienen múltiples causas y no hay soluciones mágicas para resolverlos. Ya lo dijimos, educar para la paz es construir sobre valores que suponen la justicia, la libertad, el respeto, la solidaridad, la actitud crítica, el compromiso y el diálogo.
Luchemos pues en favor de la paz y en contra de la discriminación, la violencia contra las mujeres, contra los pueblos indígenas, contra los migrantes, y pobres. No podemos aceptar que en este pleno siglo XXI, las posibilidades de progreso sigan sesgadas a partir de circunstancias tales como el género, la raza, el lugar donde uno nació, la cuna social o la orientación sexual.
La paz es el desarrollo y la inclusión. Las oportunidades de progreso deben ser equitativas y ello debe ser así desde la niñez, para poder asegurar una movilidad social que beneficie a todas y a todos.
Al sumarnos a esta iniciativa, estamos recorriendo el camino al que nos comprometimos. Con este Consejo esperamos colaborar en generar un ambiente favorable en esa dirección que es tan necesaria. Caminar juntos por el camino de la paz y la reconciliación es difícil, pero estamos dando el primer paso y no podemos quedarnos a mitad del trayecto.
Muchas gracias.