Muy buen día, qué gusto saludarles.
Me es muy, muy grato saludar a la doctora Julia Carabias, encantado de saludarle doctora, me da mucho gusto verle y al mismo tiempo tener la oportunidad de escuchar esta conferencia que me parece extraordinaria, que nos da muchos datos de gran relevancia y, sobre todo, que nos permite tener una mejor visión y mayor participación en la búsqueda del cuidado de nuestro medio ambiente y es de su preservación.
Me da mucho gusto saludar también al maestro Rafael Robles de Benito, director general del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas, saludar al señor secretario del Medio Ambiente en el estado Efraín Villanueva y, por supuesto, a todos los titulares de los sectores académicos de investigación, instancias federales, estatales, ambientales, así como organizaciones no gubernamentales que nos acompañan.
Y por supuesto, dar la bienvenida a los representantes de los medios de comunicación y a todas y todos los quintanarroenses que nos siguen a través de las redes sociales de los diversos medios de comunicación. Bienvenidas, bienvenidos todos.
Pues es muy grato, en primero, el tener la oportunidad de conmemorar este Día Mundial Del Medio Ambiente, que formalmente ocurrió el pasado 5 de junio y que por motivos de los procesos electorales decidimos que se conmemore hasta este momento para tener una mayor difusión de ello.
Con la finalidad de recordar y tener presente está muy importante fecha, pues hemos preparado un conjunto de eventos que nos invitan a reflexionar acerca de nuestra relación con la naturaleza, y encontrar respuestas para, como dice el lema oficial propuesto por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente: “Hacer las paces con la naturaleza”.
Quiero agradecer de nuevo a la doctora Julia Carabias, esta conferencia magistral con la que nos ha distinguido, que representa para todas y todos nosotros el inicio de estos eventos con los cuales Quintana Roo conmemora esta fecha y que pretende que sea un camino hacia la reflexión de nuestra relación con el medio ambiente y con nuestros recursos naturales tan importantes para nuestro estado y sobre todo para sus habitantes.
Si miramos nuestro entorno, pareciera que nos hemos conducido como si el medio ambiente que habitamos fuera una suerte de enemigo a vencer, intentando -a lo largo de la historia- formas frecuentemente destructivas para transformarlo en un sistema que satisfaga lo que pensamos que son nuestras necesidades.
Estamos inmersos en una crisis ambiental de envergadura global que se manifiesta en un cambio en el clima, cuyas consecuencias aún no alcanzamos a dimensionar y que en esta conferencia hemos podido palpar también de manera directa, acompañada de la perdida de una parte cada vez mayor de la biodiversidad existente, de una mayor fragilidad en el acceso a servicios ambientales tan vitales como el agua, el aire, la capacidad para la producción de alimentos, o incluso la belleza de sitios apropiados para la contemplación y el enriquecimiento espiritual; estos últimos tan importantes para la economía de un estado como el nuestro, que se sostiene en buena medida de ofrecer a nuestros visitantes precisamente espacios con esas características.
El desarrollo moderno de Quintana Roo se ha dado con la mirada puesta en nuestras costas y sobre todo en el mar Caribe, las playas, las islas y el arrecife.
Estos sistemas sostienen buena parte de la vida económica de la entidad, y esa es la ruta que elegimos los quintanarroenses desde nuestra creación como estado.
Desde esa fecha, se ha emprendido un vasto proyecto de desarrollo basado en ofrecer al mundo un destino turístico de clase mundial, de valor incuestionable. Sin embargo, nunca debemos olvidar que nuestro litoral, el arrecife de barrera, las playas, las islas, la costa no podrían existir sin los ecosistemas de selvas, manglares y dunas costeras que también forman parte del territorio del estado.
Estos ecosistemas terrestres, que además aseguran que continuemos teniendo agua suficiente y de calidad, contribuyen a que existan humedales tan espectaculares como la laguna de Bacalar, o los cenotes y cavernas que salpican nuestra geografía, y que han sufrido durante años el avance, frecuentemente desordenado, de la urbanización y de las actividades productivas y extractivas diversas.
Quintana Roo continúa alojando en su territorio una porción relevante de la gran selva maya que, junto con los macizos forestales de los otros dos estados de la península, y también las selvas de Chiapas y Campeche, y las áreas selváticas de Guatemala, Belice y Honduras, constituyen el segundo bosque tropical más importante de las américas, superado únicamente por la selva amazónica.
Sabedores de que contamos con esta riqueza, las y los quintanarroenses hemos participado en su conservación, de modo que ahora nuestro estado cuenta con 17 áreas naturales protegidas sujetas a la jurisdicción federal y administradas por la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, y 10 administradas por el gobierno del estado a través del Instituto de Biodiversidad y Áreas Naturales Protegidas de Quintana Roo.
Si bien es cierto que estas áreas protegen selvas medianas subcaducifolias, también incluyen arrecifes, playas, dunas costeras, islas, cenotes y otros humedales, y sin considerar la vasta superficie que ocupa la Reserva de la Biosfera del Caribe Mexicano, con más de cinco millones de hectáreas sujetas a algún régimen de protección.
En este contexto, el reto de nuestros días es no sólo restaurar las áreas deforestadas, o los ecosistemas degradados, sino sobre todo detener el avance del deterioro.
Esta es la asignatura pendiente para las y los quintanarroenses, por lo que debemos aprovechar esta dolorosa y onerosa pausa que ha impuesto la pandemia de COVID-19 a nuestras economías, para reorientar el desarrollo, considerando un crecimiento económico más verde, economías más circulares, medidas de mitigación y adaptación ante los actuales escenarios del cambio climático y sus impactos, y soluciones basadas en la naturaleza para enfrentar los problemas que aquejan a todas nuestras comunidades.
En esta área y tarea pendiente, doctora Carabias, haremos uso exhaustivo del saber que nos comparte. Sabemos de su gran y apasionado compromiso con las causas que pugnan por un ambiente sano y un patrimonio natural conservado y resiliente, y contamos con que su presencia siga acompañando nuestros esfuerzos.
No me queda más que reiterarle nuestro profundo agradecimiento, no solamente por su participación en este evento conmemorativo, sino también por los esfuerzos que sabemos ha dedicado durante décadas para colaborar con la protección de los ecosistemas del sureste mexicano, y muy especialmente, por los esfuerzos que ha dedicado para ayudar a conservar la riqueza natural de Quintana Roo.
Expreso a usted a nombre de las y los quintanarroenses un sincero reconocimiento y al mismo tiempo agradecer a todas y a todos el que estemos atentos a estos eventos del Día Mundial del Medio Ambiente que conmemoramos en Quintana Roo y, por supuesto, a llevar a cabo muchas de las acciones y medidas que hemos escuchado en esta conferencia y por supuesto a la necesidad importantísima de cuidar, preservar y recuperar nuestro recursos naturales tan importantes para la vida de todas y todos los quintanarroenses.
Muchas gracias felicidades en este día y hay mucho trabajo por hacer.
Muchas gracias.