Buenas tardes, con el gusto de saludarles.
Señor magistrado presidente don José Antonio León Ruiz, presidente del Tribunal Superior de Justicia y Consejo de la Judicatura de nuestro estado.
Saludo a las magistradas, magistrados del Tribunal Superior de Justicia, a las y los Consejeros de la Judicatura de Quintana Roo.
Señor diputado Eduardo Martínez Arcila, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política de la XVI Legislatura del Estado Libre y Soberano de Quintana Roo. Saludo también a las diputadas y diputados de esta legislatura.
Saludo al general Roberto Pérez Ceja, comandante de la 34ª Zona Militar, al señor Vicealmirante José Ricardo Gómez Meillón, comandante de la Décimo Primera Zona Naval, al primer subinspector don Josué de Jesús Manrique, director de la estación de la Guardia Nacional Othón P. Blanco.
Me da mucho gusto saludar también a las presidentas y presidentes municipales José Alfredo Contreras de Bacalar, a Mara Lezama de Benito Juárez, Juanita Alonso de Cozumel, Mary Hernández de Felipe Carrillo Puerto, Erick Borges de José María Morelos, Yensunni Martínez de Othón P. Blanco, Blanca Merari Dzul de Puerto Morelos, Lili Campos de Solidaridad.
Saludar también a don Arturo Abreu, delegado de programas federales del Estado, al señor Fiscal del Estado don Óscar Montes de Oca, a la senadora Mayuli Martínez Simón, a la diputada federal Laura Fernández, al licenciado Joaquín Hendricks ex gobernador de nuestro estado, a las secretarias y secretarios del gabinete estatal.
Amigas y amigos:
Representa un especial privilegio y honor estar compartiendo con todas y todos ustedes aquí en el Poder Judicial esta Sesión Solemne en un nuevo aniversario, el número 47, de la Promulgación de la Constitución Política de nuestro estado.
Lo hago con el profundo reconocimiento a nuestros constituyentes, algunos aún presentes y otros que ya no están con nosotros, pero que nos dejaron plasmada su huella visionaria y un rumbo claro hacia el destino que iba a tener el nacimiento de un nuevo estado de la Federación.
Esta fecha tan importante nos permite reflexionar sobre todo lo que nuestra Constitución ha significado para nuestro estado, su fortaleza para reencauzar nuestras instituciones en estos casi 6 años de Gobierno.
En su vida constitucional, nuestro Quintana Roo ha experimentado niveles de desarrollo y crecimiento que encabezan muchas de las estadísticas del país a partir de un liderazgo turístico de clase mundial, una tasa de empleo por arriba de la media nacional.
Sin embargo, las brechas existentes y los niveles de desigualdad que aún padecemos sobre todo en las zonas rurales e indígenas no se pueden solucionar solamente con un simple deseo dogmático, retórico, de buena voluntad, sino que nuestra visión fue marcada a partir de la premisa de sumar esfuerzos y trabajar todos juntos por un proyecto colectivo que fijara un rumbo hacia un futuro con la mira puesta en un Quintana Roo más incluyente, participativo, solidario y de profundo respeto a sus instituciones.
Llegamos al gobierno con una fragilidad institucional, muy peligrosa, y prácticamente se vivía al margen de la ley, en donde las mayorías se encargaron de oprimir, a someter a aquellos que no compartían su voluntad, infringir daños irreversibles e incluso exilio.
Es por ello que desde el primer día asumimos, con una férrea convicción, que nuestro ideal democrático debía encontrarse siempre acompañado de otro ideal valioso, el del constitucionalismo, porque la Constitución de nuestro estado, en el más amplio pensamiento democrático, encarna el ideal de que el pueblo se autogobierne.
Por ende, la Constitución, las instituciones y la democracia que hemos podido fortalecer en estos años expresan límites a la voluntad mayoritaria, esos límites están dados por reglas y por derechos y nuestra mayor preocupación en todos estos años fue que nadie pudiera alterar el consenso y respeto de las mayorías y estar fuera de la ley.
Estoy convencido, y así lo hemos vivido, en la unión entre democracia y Constitución. No es un matrimonio sencillo, aquellos que reclaman grados altos de libertad de decisión para la mayoría han tenido en la Constitución ataduras que debilitan el ideal de autogobierno.
Por su parte, los que conciben al límite constitucional como muy robusto y exigente, suelen desconfiar a menudo en las mayorías.
Es por ello que hemos promovido que la relación entre ambos ideales tiene que guardar un equilibrio sobre el que deben trabajar los legisladores, en cada decisión que toman los jueces, en cada interpretación que hacen para determinar la constitucionalidad de las leyes y la sociedad civil al presentar sus demandas al Gobierno, porque tampoco me cansaré de repetirlo: el diálogo y el debate amplio son el camino que hemos recorrido juntos para encontrar el correcto balance entre democracia y límite constitucional.
Ese fue el espíritu que forjaron nuestros constituyentes y que fueron midiendo con la objetividad de los tiempos en cada paso que se necesitaba para avanzar y el camino también de lo que nos falta por recorrer.
Hoy los tiempos, estos difíciles tiempos de pandemia, donde hemos sufrido pérdida de todo tipo, nos reclama por más justicia, justicia social, justicia en el respeto a los derechos humanos, justicia en la equidad de género y nos reclama con urgencia trabajar por el futuro.
Por lo tanto, es ésta una invitación amplia para que lo que aún falta por hacer lo hagamos juntos, coordinando esfuerzos y poniendo la imaginación para enfrentar y vencer cualquier reto que nos depare.
Necesitamos trabajar entre todos para generar condiciones donde la gente viva con más bienestar y es allí donde debemos fortalecer el verdadero sentido del constitucionalismo.
El Quintana Roo de estos últimos años ha escurrido en un tiempo más democrático, de alternancia, de pluralismo partidario, donde hoy podemos mirarnos a los ojos, en donde hemos derrotado la impunidad avasalladora que padecimos, donde el que la hace la paga, donde la denuncia avanza y donde nuestra Carta Magna no es desnaturalizada para el beneficio y privilegio de quienes quieren lucrar o aprovecharse de ella.
Señoras y señores magistrados, magistradas, señoras y señores legisladores, público presente.
Hay una Constitución legal y otra Constitución real, una recoge la letra, la otra los sueños y la esperanza.
Quintana Roo ha avanzado mucho, pero también tenemos una obligación y un gran reto: mirar al futuro con ambición y compromiso.
Sigamos el ejemplo de aquella generación de quintanarroenses y tomemos decisiones valerosas para seguir adelante.
Renovemos el pacto de concordia que nos identifica como quintanarroenses y hoy de cara a un nuevo proceso electoral estoy convencido que ese espíritu que hemos cultivado nos permitirá refrendar un nuevo compromiso de las y los gobernantes con sus ciudadanos.
Este es el momento, no hay tiempo que perder, les invito a que firmemos un pacto social que nos una, que nos mueva y te dé confianza y certeza de futuro.
Se trata de saldar un compromiso que excede la mirada partidaria con los tintes ideológicos.
Somos un gran estado, tenemos todo para consolidarlo día a día, sigamos trabajando con pasión y dedicación, hagamos que el norte y el sur se reencuentren el objetivo común del crecimiento.
Recuperemos esa vocación de cambio y busquemos esos caminos innovadores y desafiantes que han sido el origen de nuestra identidad.
Tenemos la fuerza, el coraje, el sentimiento y la tenacidad, de que en este legado constitucional que heredamos, con toda la responsabilidad de nuestro tiempo, hay un camino, hay una esperanza y aún un sueño por cumplir y no podemos dejarnos vencer.
Mi sueño y compromiso ha sido ayudar a construir un Quintana Roo más plural, un Quintana Roo que consolide nuestro desarrollo, que fortalezca su liderazgo turístico y desarrollo económico y para beneficio de todas y todos los quintanarroenses, donde todas las fuerzas libres de la sociedad trabajen de la mano y edifiquen el espacio que necesitamos para que así avancemos juntos, porque sólo así “Juntos Saldremos Adelante”.
Muchas gracias.