Buenas tardes.
Diputada Alicia Gutiérrez presidenta de la Mesa Directiva de esta Legislatura, Diputado Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
Saludo las diputadas y diputados de esta XVI Legislatura del Congreso del Estado.
Saludo al magistrado José Antonio León Ruiz, presidente del Tribunal Superior de Justicia de nuestro estado.
Me da mucho gusto saludar también al general José Luis Vázquez Araiza comandante de la 34ª Zona Militar, al vicealmirante Javier Abarca comandante de la 5ª Región Naval, al general Francisco Toscano, coordinador de la Guardia Nacional de Quintana Roo.
Me da gusto saludar a los senadores por nuestro estado la licenciada Mayuli Latifa Martínez Simón, al doctor José Luis Pech Várguez, a las diputadas federales Laura Fernández, Santy Montemayor.
Saludo a los, a las y los presidentes municipales y representantes de los municipios de Bacalar, Benito Juárez, Cozumel, Felipe Carrillo Puerto, Isla Mujeres, José María Morelos, Lázaro Cárdenas, Othón P. Blanco, Puerto Morelos, Solidaridad y Tulum, a los presidentes municipales electos a las y los presidentes municipales electos de Bacalar, Cozumel, Felipe Carrillo Puerto, Isla Mujeres, José María Morelos, Lázaro Cárdenas, Othón P. Blanco, Puerto Morelos, Solidaridad y Tulum.
Me da mucho gusto saludar también a los señores ex gobernadores don Joaquín Ernesto Hendricks Díaz y don Félix Arturo González Canto, gusto saludarles.
Me da gusto saludar a don Arturo Emiliano Abreu coordinador de los Programas del Bienestar del gobierno de México en Quintana Roo y a las y los delegados federales que nos acompañan.
Saludar al Secretario de Gobierno del estado y a todo el gabinete legal y ampliado, compañeras, compañeros.
Saludo al señor Fiscal del Estado don Óscar Montes de Oca y de igual forma saludo a todas y a todos los integrantes de la Mesa de Seguridad del Estado, gracias por estar aquí.
Saludo a los señores dignatarios Mayas, amigos del Gran Consejo Maya.
Saludo a mi esposa Gaby Rejón de Joaquín, a mis hijos, a mi madre, a mis hermanos.
Saludo a don Rogelio Martínez Pons, director general de Fonatur y del Tren Maya.
Amigas y amigos, representantes de cámaras empresariales, presidentes y representantes de los partidos políticos me da gusto saludarles, compañeros gobernadores que me acompañan a través de las redes sociales, amigos de los medios de comunicación y por supuesto a todas y a todos los quintanarroenses que nos siguen a través de las redes sociales, medios digitales, medios de comunicación y a todas, a todos ustedes, bienvenidos, muchas gracias
El 6 de junio de 2016, las y los quintanarroenses, retomamos el pleno ejercicio de nuestra soberanía popular, e iniciamos una nueva época en la historia de nuestro estado.
Sabíamos que estaba muy cerca el punto de enfrentamiento social y de colapso político, financiero y gubernamental.
Y en esas condiciones, nos quedaba muy claro que para poder tener futuro necesitábamos encabezar con firmeza y coraje el desafío del cambio.
Estábamos seguros de que, aun pensando diferente, la absoluta mayoría de ciudadanas y ciudadanos queríamos ir hacia los mismos objetivos.
1.- Impulsar la democracia para enfrentar el autoritarismo.
2.- Impulsar la transparencia, la rendición de cuentas y la aplicación de la ley para luchar contra la corrupción y la impunidad.
3.- Impulsar la libertad para acabar con la opresión, respetar los derechos humanos y ensanchar con tolerancia los cauces de la crítica social.
4.- Impulsar la igualdad para disminuir la discriminación, la inequidad y la exclusión, sobre todo de quienes menos tienen o de quienes sufren la violencia continua.
5.- Impulsar el profesionalismo y la capacitación en el servicio público para reconstruir la institucionalidad gubernamental.
6.- Impulsar el ordenamiento territorial y el cuidado de nuestro gran patrimonio natural, para contrarrestar el desorden urbano y el deterioro ambiental.
7.- Impulsar una gestión eficiente, principalmente en el ámbito financiero, y recobrar la credibilidad y la confianza de la sociedad en su gobierno; e
impulsar la visón colectiva para trabajar en equipo.
Sigo convencido de que la elección que hizo entonces la ciudadanía con su voto fue el inicio de un cambio estructural.
De un cambio profundo, generacional, de bloque histórico.
No solo se trató de la sustitución de un gobierno o de un partido político.
Fue el surgimiento del Estado que se conforma con el nuevo poder de la ciudadanía y la restricción del poder público, así como el fortalecimiento de la vida colectiva, respetuosa, tolerante e incluyente.
El reto del cambio profundo fue y es de dimensiones insospechadas, que por mucho rebasan los límites de una administración gubernamental.
No se puede saber adónde ir, sino entendemos de dónde venimos y donde estamos parados.
Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro, condenado a cometer los mismos errores.
Pusimos manos a la obra, sabedores de que enfrentaríamos permanentemente a la reacción de quienes con enorme perversidad se habían beneficiado ilegalmente del uso del poder público y pretenden una y otra vez regresar.
Pero siempre hemos sabido que contábamos con el poder y la voluntad de la gente de buena fe y con altura de miras.
Nuestra visión de futuro ha sido la de un Quintana Roo moderno, confiable, ordenado y seguro, con más y mejores oportunidades para todas y todos.
Llegamos al gobierno no para refrendar un triunfo electoral, sino para cambiar los paradigmas de lo que precisamente significaba ganar una elección.
Queríamos cortar de raíz el hecho de reducir la política a la sola obtención de resultados electorales para el beneficio de unos cuantos, y la gestión de gobierno a la mera administración de las decisiones enfocadas a ese torcido fin.
Porque las consecuencias ya las teníamos: el incremento del desprestigio de la clase política, la falta de confianza y certeza en el ámbito económico y laboral, y el derrumbe sin freno de nuestras instituciones.
Por ello, desde el inicio, hemos estado comprometidos a trabajar cada día de todos los que llevamos sirviendo a la sociedad.
Para construir los cimientos de la nueva época y ser puente de transición entre un pasado al que no regresaremos, pero del que no terminamos aun de salir, y un futuro que anhelamos y que estamos construyendo CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Amigas y amigos:
La gestión de gobierno se construye en el trabajo diario, en la acción cotidiana que nos permite ir midiendo los niveles de avance.
Ya lo he dicho en otras oportunidades: un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones y resultados de su trabajo en equipo.
Y así han sido estos cinco años, encarando los cambios con decisión y coraje, avanzando sin pausas y sin depositar la confianza en jugadas mágicas o salvadoras, ni en genialidades aisladas.
Tratamos de cambiar, no de destruir. Tratamos de sumar cambios, no de dividir. Porque cambiar es convivir con las diversidades sin anularlas.
Hemos necesitado mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a cualquier tipo de alineamientos partidistas para reconciliar a la política, a las instituciones y al propio Gobierno con la sociedad.
Por eso, en estos años que considero fundamentales para la transición política que vive la historia de Quintana Roo, que nadie piense que las cosas cambiarán por el solo hecho de decirlo.
Estábamos consientes que no habría un cambio confiable si permitíamos la subsistencia de ámbitos de impunidad y la violación permanente a las leyes que no tenían castigo legal ni social.
Se habían olvidado de leer y respetar nuestra Constitución. A la Carta Magna hay que leerla detenidamente y consultarla todos los días, para garantizar la seguridad jurídica a todas y a todos, no solamente para los que tienen o se sienten con el poder en sus manos.
Como toda obra humana, la gestión de gobierno es siempre perfectible porque está sujeta a errores e imprecisiones.
Pero hay que dejar claro que no es lo mismo un gobierno bien intencionado que comete errores, que debe corregir y, en su caso sancionar, que un gobierno malintencionado que comete delitos y quiere vivir en la impunidad.
Quintana Roo nació a partir de un clamor popular de su gente y su destino fue, es y será siempre vivir en democracia.
Señoras y señores legisladores, amigas y amigos:
No hay equilibrio alguno en la democracia sin la plena identificación y erradicación de la impunidad en la gobernabilidad.
Gobernabilidad no es, ni puede ser, sinónimo de impunidad.
Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad.
Llegamos al gobierno para recuperar el espíritu democrático olvidado que lisa y llanamente significa no acumular más poder que lo que la ley otorga, y por el tiempo que la misma le impone.
La experiencia nos dice que quienes buscan todo el poder, todo el tiempo, terminan frustrados buscando clemencia cuando ese poder se les va de las manos.
Dentro de su cambio estructural, Quintana Roo está en un punto de inflexión.
Claramente los tiempos democráticos que ya vivimos, no son de un solo partido, sino de muchos partidos. No son de un solo grupo de poder, sino de la correlación de fuerzas de varios grupos de poder.
Esto es y será un antes y un después en la historia de este estado.
Nos ha tocado ser testigos de cuatro procesos electorales, y serán cinco con el que se avecina el próximo año. No recuerdo otro gobierno que haya pasado por esta situación.
Los hemos transitado en paz y con pluralidad política.
Nos estamos acostumbrando a que la voluntad popular decida, le parezca conveniente o no, a quienes pugnan por detentar el poder.
Mi posición ha sido en toda esta administración la de jugar con reglas claras, transparentes y en el marco de la legalidad, sin manipulación de resultados y con la plena libertad de que ganará quien tenga que ganar porque así lo deciden las y los ciudadanos.
En este periodo, hemos compartido el gobierno hasta con siete corrientes políticas diferentes, con quienes hemos trabajado en un marco democrático, de civismo y pluralidad para construir lo mejor para Quintana Roo.
He sido un gobernador que se comprometió a respetar el derecho de todas y todos porque somos un gran estado construido por mucha gente, por muchas ideologías, de muchas culturas; herederos de una larga historia ancestral y tenemos la responsabilidad entre todos de honrarlo, de cuidarlo y engrandecerlo.
Y esto sólo se consigue con participación ciudadana responsable, con trabajo en conjunto entre sociedad y gobierno, entre poderes y órdenes de gobierno, con respeto a las reglas básicas de convivencia comunitaria, con civilidad social, con autoridades apegadas siempre a la ley.
En suma, con democracia, democracia y más democracia!
En estos cinco años, tengo la certeza de que juntos hemos construido una plataforma democrática que hay que consolidar, y estoy convencido que, si al final de nuestro gobierno la ciudadanía es más protagonista de su propio destino, estaremos dando un gran paso hacia ese cambio estructural, generacional y de bloque histórico que se está gestando CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
(ARRANCA VIDEO SOMOS QUINTANA ROO)
Señoras y señores:
Los cambios suponen enfrentar muchas resistencias de lo que se pretende transformar, y afrontar los desafíos de lo que se quiere construir. En nuestro caso, hay que sumar a la balanza las nuevas adversidades históricas que se han presentado como externalidades extraordinarias de gran calado, como lo han sido la trágica pandemia del COVID 19, los desastres naturales y el arribo masivo del sargazo.
Hemos logrado muchos avances y también atravesamos muchas dificultades.
Aprendimos que gobernar es una larga lucha, pero que somos muchos más los que queremos defender nuestros valores y nuestras convicciones.
Cambiamos un Estado que estaba al servicio de la militancia política y que destruyó el valor de la carrera pública. Hoy en Quintana Roo, ningún cargo público se regala o se hereda.
Gobernar es complejo y no es fácil percibirlo desde afuera, no es tan simple como tomar una o dos medidas al azar.
Lo digo a partir de la experiencia. Pero también estoy convencido de que dimos los pasos iniciales, los más importantes, para mostrar que hay otro camino y que, trabajando juntos podemos recorrerlo en beneficio de todos.
Nuestra situación económica, que no me cansaré de repetirla, era desesperante producto de años de generación de deudas estatales y municipales que nos hicieron vivir en una ficción que no tenía precedentes.
Teníamos un estado en quiebra, estancado, con reservas reales negativas, falta de confianza en la inversión y un déficit primario altísimo.
Estábamos acostumbrados a vivir así y hasta pensamos que era normal.
No lo es y no lo puede ser.
Cualquiera que hubiera estado en mi posición debía poner un alto y estabilizar una economía que estaba en una gran crisis y había que tomar decisiones urgentes para contener una situación, que si bien la sociedad no la percibía en el día a día, era destructiva.
Reestructuramos nuestra deuda en mejores condiciones, ya que para poder lograr todo lo que hemos hecho, necesitábamos ser un estado financieramente fuerte y sólido.
Ello nos permitió tener ahorros muy importantes al disminuir las tasas de interés e incrementar los flujos de liquidez que nos permitieron, con recursos propios y sin recurrir a créditos a largo plazo, enfrentar los enormes desafíos que teníamos por delante.
Esta estrategia redujo en casi 3 mil millones de pesos la deuda heredada que representaba un condicionante para nuestra operatividad financiera.
Para que tengan una idea de cómo estábamos, por cada peso que ingresaba a nuestras arcas, 85 centavos iban al pago de los servicios de deuda, lo cual frenaba todo proceso de desarrollo en beneficio de nuestro crecimiento.
Por primera vez en la historia de nuestro estado, el proceso de reestructuración de la deuda ha culminado con una disminución. Nos permitió pasar del monto de 15 a 13 mil pesos que cada habitante del estado.
Hemos recuperado, como lo dije antes, autonomía de decisión y capacidad operativa. Hemos devuelto a la sociedad, a las y los quintanarroenses y al país, transparencia, confianza, credibilidad y más allá de cualquier ideología política lo hemos logrado CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
El cuidado del equilibrio fiscal, la redistribución de los ingresos, principalmente con base a una inversión pública en educación, salud, seguridad, e infraestructura, han ocupado el centro de nuestra gestión con el fin de lograr un crecimiento estable, sustentable, equitativo, y que nos permitiera afianzar nuestro liderazgo turístico de clase mundial en una mejor calidad de vida para todas y todos.
La inversión, al apostar por Quintana Roo, la creación de puestos de trabajo que nos ubican como líder a nivel nacional, el respeto a las reglas claras y estables, han caracterizado estos cinco años de gobierno.
Por eso hoy vemos con optimismo los indicadores que muestra nuestro estado a nivel nacional.
Iniciamos la administración ocupando los últimos lugares de cualquier indicador nacional de todos los sectores económicos y sociales que nos consideraran.
Con mucho orgullo puedo decir que hoy estamos en todos arriba de la media nacional y en muchos de ellos en los primeros cinco lugares.
También recuperamos la confianza del empresariado local y del internacional para emprender y asumir compromisos a partir de la propia realidad social y política y aceptar los desafíos que la competencia nos exige.
Nuestro futuro, por lo tanto, es seguir construyendo un modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable, con reglas claras y calidad institucional.
Ello generará suficientes recursos fiscales, solvencia macroeconómica y generará las condiciones para dar más y mejor valor agregado con base a nuevos puestos de trabajo.
Señoras y señores:
Cuando estábamos a la mitad del camino, de repente la llegada del Covid-19 se convirtió en una pandemia que cambió drásticamente la forma en que hasta ahora nos habíamos relacionado.
Nos encontramos de pronto frente a una emergencia que puso en juego a todas nuestras actividades cotidianas, impactando en las relaciones sociales y sacudiendo a todos los sectores e instituciones.
A la pandemia no le importó nuestra economía, no le importo nuestro destino de clase mundial, ni los millones de visitantes que recibimos, nuestra infraestructura hotelera, no le importó nuestros comercios ni nuestros empleos.
Llegó sin discriminación de países, de fronteras de regiones, de personas y mucho menos de clases sociales. Sin embargo, vino a golpear con más fuerza a los más pobres y vulnerables.
A la pandemia no le importó nada, pero a nosotros sí.
Por eso respondimos con el más grande despliegue logístico de nuestra historia, para cumplir con el más sagrado deber de un gobierno: salvar la vida de sus ciudadanos, mantener las fuentes de trabajo y estar preparados para, cuando se pudiese, arrancar con la recuperación económica.
Y al emprender esta tarea necesitábamos saber que no estábamos solos.
Nuestro principal compromiso fue asegurar un trabajo en conjunto para que todos los esfuerzos que llevamos a cabo frente a los desafíos de la pandemia, se hicieran de manera integral y compartida.
Y eso lo hicimos CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Salvar vidas, combatir el virus, recuperar lo perdido, planificar e implementar a lo largo y a lo ancho del estado la campaña de vacunación, reactivar la economía fue y sigue siendo, un reto que por nuestra propia supervivencia no excluyó a nadie y donde todos nos cargamos la mochila al hombro para trabajar como un gran equipo.
A casi 16 meses del primer caso positivo de COVID en el estado, quiero nuevamente expresar mi más sentido pésame y solidaridad a todas y todos los quintanarroenses que han perdido a sus familiares o seres queridos.
Amigas y amigos:
Permítanme hacer algunos comentarios de logros que van de la mano de mis recientes palabras sobre el trabajo del ordenamiento de nuestra economía y finanzas.
Invertimos casi mil millones de pesos de recursos estatales no programados que permitieron fortalecer y ampliar en tiempo récord en un 600% la infraestructura hospitalaria para brindar atención a los enfermos de Covid reconvirtiendo casi mil camas.
Contratamos más personal médico y de las áreas de la salud, adquirimos material de protección, equipo médico especializado y medicamentos.
Reconstruimos la infraestructura de nuestras ciudades y poblados, carreteras, puentes y caminos luego de los desastres naturales que hemos venido sufriendo año tras año.
Enfrentamos la llegada del sargazo.
Cumplimos puntualmente con las obligaciones salariales de nuestra planta administrativa, sin despido alguno.
Distribuimos apoyos alimentarios a casi la totalidad de la población del estado durante más de dos meses, vales de gas, subsidios de agua y luz sufragados por el gobierno del estado y apoyos financieros, que no surgieron de un pase mágico, ni de dar vuelta a la maquinita de hacer dinero.
El manejo responsable de nuestras finanzas nos permitió generar toda esa serie de acciones para aminorar y contener el impacto social y laboral que ocasionó la emergencia sanitaria, así como aliviar y salir más rápido de la crisis económica a la que nos había llevado la pandemia.
Ofrecimos estímulos y facilidades administrativas a las unidades económicas.
Y esto, nuevamente fue CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Recordemos que, durante el 2020, prácticamente no ingresó peso alguno a nuestra tesorería.
Yo pido que analicemos y pensemos cómo nos hubiese encontrado el COVID y como estaría hoy el estado y cada uno de nosotros, sin esa capacidad de respuesta y sin tener las condiciones económicas y financieras para sobrellevarlas.
Porque la pandemia no se ha ido y aunque aún sigue siendo una larga noche que nos muestra de cerca los riesgos de la vulnerabilidad, del aislamiento, del sufrimiento y de la soledad, no hemos dejado de trabajar todos juntos ni un segundo para derrotarla, y estén seguros que jamás abandonaré o dejaré solo a ningún quintanarroense en esta lucha que ha sido de todas y todos.
Vuelvo a expresar mi más profundo reconocimiento a cada miembro del sector salud que se jugó la vida, para que hoy, podamos decir “ESTAMOS VIVOS”.
Pido un fuerte aplauso para ellas y ellos.
Amigas y amigos:
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos en estos últimos meses, lo constituyó la recuperación económica con la premisa de mantener el rumbo trazado.
Los indicadores nos vienen mostrando las enormes posibilidades que ya ofrece nuestra recuperación.
Estamos recuperando la solidez fiscal, nuestros ingresos y, por ende, una mejora del consumo. Están retomando las inversiones, el aumento y la diversificación de la oferta de servicios y recuperando los índices de empleo.
No sólo se puso nuevamente en marcha el capital productivo inmovilizado durante la pandemia, sino también se han logrado notables incrementos de productividad que se han visto reflejados en el aumento de las horas trabajadas.
Hoy nuestra recuperación económica nos está poniendo muy cerca de los valores históricos máximos que teníamos antes de la pandemia.
De enero a junio, de este año, se han creado más de 40 mil nuevos empleos formales que corresponden al sector privado de la economía. Ello ha significado que la tasa de desocupación según INEGI, desde el momento máximo de la pandemia se reduzca del 10.17 por ciento al 6.21 por ciento.
Como líderes del turismo internacional, la pandemia nos encontró en un escenario global complejo, donde fue necesario plantear estrategias y respuestas de manera coordinada y urgente entre todos, sin aislarnos, al contrario, unidos más que nunca, porque antes, ante todo debíamos cuidar el interés colectivo para superar, entre todas y todos, la crisis.
De pronto17 millones de asientos de avión se cancelaron, los 120 mil cuartos de hotel que tenemos se vaciaron, los 3 a 7 cruceros diarios que nos visitaban dejaron de venir y toda una población ligada en su mayoría a la industria turística, quedó sin actividades productivas y sin un ingreso para sostener a su familia.
Una vez más me permito señalar que si no hubiese sido por la rigidez como se manejó la pandemia, adoptando medidas temporales como quedarse en casa, suspender las concentraciones masivas, actos públicos, reducir las jornadas laborales y comerciales sólo a temas esenciales, aplicar distanciamiento social, la limitación de la movilidad urbana, la paralización de actividades económicas, movilización de fuerzas militares y policiales, limitación de reunión, y libre tránsito, entre otras, jamás podríamos haber si quiera imaginado esta recuperación económica con los números optimistas que hoy tenemos.
Sé perfectamente que son, fueron medidas duras, eso si amparadas en el marco del estado de derecho, sin afectar, en ningún momento, los derechos humanos de la ciudadanía. Pero había que tomarlas.
De haber actuado de otra forma hoy no tendríamos un promedio de 400 a 500 vuelos diarios en el aeropuerto de Cancún, la llegada nuevamente de cruceros semanales a Cozumel y Mahahual, el 62 % de los cuartos de hotel ocupados y la visita durante el mes de julio pasado de más de un millón de turistas frente a los 64 mil que tuvimos en mayo de 2020.
Nuestra preocupación por lograr un estado más igualitario e inclusivo nos condujo a aplicar las políticas sociales con eje en la persona y la familia.
Trabajamos a lo largo y lo ancho de la superficie del estado, en el sur, centro y el norte, en las comunidades mayas y zonas rurales, pues sólo a partir del conocimiento puntual de cada realidad se pueden garantizar acciones de impacto social.
Hemos llevado a cabo una labor intersectorial e interdisciplinaria con la participación de las áreas de Desarrollo Social, Salud, Trabajo, Educación, Economía, Obras Públicas y Finanzas con el fin de integrar las políticas sociales de manera transversal, empoderando el papel de la mujer dentro de la comunidad.
Es por ello que impulsamos programas encaminados a que las mujeres logren autonomía económica que les permita romper los ciclos históricos de dependencia y violencia.
Mujeres trabajando en su crecimiento y superación personal a través de la capacitación y el emprendimiento; fortaleciendo el tejido social, interactuando entre ellas a través de cooperativas; contribuyendo para una alimentación sana, la generación de una cultura de ahorro y la administración de sus propios recursos a través de la Banca Social que ellas mismas dirigen.
Creemos que los problemas se superan no sólo con las medidas de inversión y crecimiento que hemos adoptado, sino también, con un compromiso de responsabilidad social y solidaridad.
Un claro ejemplo ha sido el programa de Huertos Familiares o Permacultura que brinda asistencia técnica y capacitación para mejorar condiciones de vida de las mujeres, reducir la brecha de desigualdad e impulsar la economía social y solidaria. Este programa premiado ya a nivel continental, ya tiene a más de 8 mil mujeres auto empleadas a las cuales le cambio su calidad de vida por completo.
Con el programa Hambre Cero, estamos atendiendo la carencia por acceso a la alimentación en los municipios, localidades y colonias con mayor rezago mediante la entrega de paquetes alimentarios. Si bien este programa se implementó de manera emergente durante el periodo de aislamiento social, hoy es ya permanente y permite el mejoramiento de la nutrición y salud en el mediano y largo plazo.
En nuestra lucha contra la violencia de género, impulsamos el Plan sin Violencia en Casa, para garantizar el derecho a una vida libre de violencia de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.
Desde la Mesa de coordinación en favor de las mujeres trabajamos en la Estrategia Inmediata para la Erradicación de los Delitos violentos.
A través de las Caravanas Violeta, acercamos los servicios de atención y procuración de justicia a mujeres que viven violencia en comunidades rurales.
En definitiva, no nos hemos detenido ni un segundo en generar políticas públicas desde la perspectiva de género, para prevenir, sancionar y erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres, para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación.
El Programa Dignificación de Pueblos que hemos impulsado, ha permitido financiar proyectos tendientes a mejorar su infraestructura, la producción tradicional, sus condiciones de vivienda y hábitat, reconvirtiendo pisos de tierra por pisos de cemento, ofreciendo estufas ecológicas, Sistemas de Saneamiento Integral, que permiten a su vez, una adecuada disposición de las aguas residuales para disminuir la contaminación del subsuelo y evitar focos de infección por enfermedades en las diversas localidades.
Invertimos la cifra histórica de 2 mil millones de pesos, algo que nunca se había hecho en nuestro estado en la ampliación de la red de agua potable, drenaje sanitario, saneamiento y drenaje pluvial.
Desde la economía social, se orientó a mejorar el ingreso de la población vulnerable.
Trabajamos de la mano con las micro, pequeñas y medianas empresas afectadas durante la pandemia. En todo momento procuramos respaldarlas con todos los recursos a nuestro alcance y los resultados ya son tangibles. Llevamos tres trimestres consecutivos de crecimiento. El pasado mes de junio alcanzamos un número de empresas que supera a las que teníamos antes de la pandemia.
Nuestro objetivo como gobierno ha sido ayudar para que otros puedan ayudar. Estamos convencidos que es necesario trabajar por la generación de igualdad de oportunidades para poder hacer efectiva que la tan mencionada justicia social, no sea una simple retórica sino un esfuerzo comunitario por el bienestar colectivo y el bien común.
Señoras y señores:
Hemos trabajado por un Quintana Roo para todas y todos y no sólo para unos pocos. Un Quintana Roo representativo, justo, de igualdad de oportunidades, consciente de su lugar y responsable de sus funciones, fruto de sus raíces y valores, que no sólo deben ser enunciados sino llevados siempre a la práctica.
La transparencia y la lucha contra la corrupción no pueden quedar ajeno a estas acciones de gobierno. Hemos alcanzado el primer lugar en transparencia a nivel nacional.
En el pleno respeto de la independencia de poderes le dimos todas las herramientas al Poder Judicial para que trabaje en forma independiente, pero que mejore y agilice sus tiempos.
En administración de la justicia fortalecimos a la Fiscalía General del Estado que estaba desmantelada y creamos la Fiscalía Anticorrupción que pone especial atención al combate de ese flagelo.
Me permito volver a los orígenes. El mayor gasto público de las gestiones pasadas, no se vio reflejado en mejores políticas públicas.
Hemos puesto todo nuestro empeño y trabajo por un Quintana Roo para todas y todos.
Un Quintana Roo representativo, justo, de igualdad de oportunidades, consciente de su destino, fruto de sus raíces y valores, de su riqueza y su potencial.
La lucha contra la corrupción y la impunidad no pueden quedar ajenas a estas acciones de gobierno. Sus efectos en la armonía social y la seguridad pública han sido nefastos y de gran impacto.
Desde el inicio de la administración sabíamos que este reto del cambio estructural que nos hemos propuesto era uno de los más delicados y de mayor complejidad.
El nivel de corrupción e impunidad habían permitido que la delincuencia tuviera una presencia estratégica en la vida cotidiana de la población, y su nivel de penetración en la esfera de lo público era conocida, creciente y determinante.
Su control de las policías municipales y la prácticamente inexistente policía estatal les daba un control absoluto. Sumado a ello, la existencia de una preocupante cantidad de armas de todo tipo de calibre que andan sueltas y circulan en manos de los delincuentes.
Y nos encontramos con un estado débil, con fuerzas de seguridad estatal concentradas en una sola parte de una ciudad, mal equipadas, mal remuneradas, mal entrenadas y maltratadas.
Un aparato de seguridad con poca capacidad de investigar y prevenir. Entre la incompetencia y la complicidad nos encontramos con políticas de seguridad que resultaron un fracaso, y que simulaban una paz ficticia porque se enviaban al Secretariado Ejecutivo Federal, y así es, informes falsos o incompletos.
Para ejemplo una simple muestra. En el inventario recibido sólo figuraban 20 patrullas estatales alrededor de toda la superficie del estado, 15 chalecos antibalas y menos de 200 cámaras de vigilancia que no funcionaban en su totalidad.
La inseguridad no era una variable de la vida cotidiana, era y es ya una constante. Es un flagelo que nos lastima sistemáticamente.
Hemos avanzado mucho en todos los frentes que tienen que ver con la inseguridad, el desorden, la violencia y la prevención de la delincuencia, pero con humildad y cierta impotencia reconozco que aún es insuficiente y debemos redoblar esfuerzos hasta el último día de mi administración.
No puedo estar satisfecho mientras haya una o un quintanarroense que se sienta inseguro y seamos incapaces de protegerlo.
Desde el principio asumimos con determinación y valentía el reto de recuperar el papel del gobierno como garante de la seguridad pública.
Contamos con el apoyo indiscutible de los otros poderes del Estado para ello.
Iniciamos por jerarquizar a nuestras fuerzas de seguridad estatal, fortaleciéndola y dándole sentido de cuerpo, de equipo.
Como ha sido una acción permanente en estos cinco años, nos hemos empeñado en lograr que los elementos policiales cuenten con mejores remuneraciones, equipo de protección y seguridad: uniformes, armamento, patrullas, cuatrimotos, radiocomunicación.
Nuestra infraestructura de vigilancia y respuesta policial se ha fortalecido con las bases de operaciones instaladas en los municipios de Benito Juárez, Cozumel, Othón P. Blanco, Solidaridad y Tulum.
Se continúa con la capacitación de nuestras fuerzas de seguridad policiales estatales y municipales y apoyamos a los municipios del estado.
Hoy tenemos más de 2000 cámaras funcionando alrededor de Quintana Roo y casi 400 patrullas y 1700 chalecos.
Y finalmente, concluimos la construcción y equipamiento del C5, el más moderno Centro de Coordinación, Control, Comando, Cómputo y Comunicación, por eso se llama C5, de México y de Latinoamérica.
Un complejo interinstitucional que garantiza el trabajo permanente y coordinado de monitoreo y vigilancia capaz de atender eficaz y oportunamente los llamados de emergencias médicas, protección civil y por supuesto seguridad pública.
Esto es un apretado resumen, pero hay muchas acciones más en esta estrategia.
Aún y cuando podemos decir que todos los indicadores delictivos registraron una tendencia por debajo de los años anteriores, y hemos invertido más de 3 mil 500 millones de pesos para garantizar la protección de nuestra población, reitero y no me cansaré de decir que mientras haya un sola ciudadana o un solo ciudadano afectado por la inseguridad, no me daré por satisfecho y por lo tanto no bajaré la guardia.
Todos los días empezamos de cero y aún hay mucho por hacer, para lograr el objetivo de garantizar que en Quintana Roo, EL QUE LA HACE LA PAGA.
La sociedad.
La sociedad sigue siendo una parte importante de esta estrategia.
Seguimos trabajando de la mano con la Mesa de Seguridad Ciudadana de Cancún e Isla Mujeres en las estrategias para el combate contra la inseguridad desde un enfoque dual basado tanto en los efectos como en las causas del delito.
Mi agradecimiento permanente a todos los miembros de la mesa de coordinación en materia de seguridad del Estado, integrada por la Secretaría de Defensa Nacional, Secretaría de Marina, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Centro Nacional de Inteligencia, Instituto Nacional de Migración, Delegación de Programas en el Estado de la Secretaría del Bienestar, la Secretaría de Gobernación, la Fiscalía General de Estado y Poder Judicial del Estado por su colaboración, iniciativas y compromisos y por acompañarnos en la lucha en favor de la protección de nuestra ciudadanía. GRACIAS.
Debemos mantenernos unidos en esta lucha. El trabajo en equipo es la única vía para enfrentar el enorme reto de erradicar la violencia y la inseguridad, pues solo así puede ser CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Señoras y señores:
Muy queridos quintanarroenses.
Este es mi quinto informe como gobernador y me llena de satisfacción hacerlo en un contexto de recuperación y certidumbre luego del difícil año que pasamos como consecuencia de la pandemia.
Lo comparto con todas y todos ustedes porque hace cinco años, llenos de ilusiones, iniciamos la construcción de una nueva etapa en nuestra vida democrática e institucional y lo logrado ha sido CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Más allá de las diferencias que pueden haber y deben existir entre los distintos espacios políticos de este Congreso, tenemos grandes coincidencias: queremos un Quintana Roo en crecimiento y desarrollo y queremos el bienestar de las y los quintanarroenses.
Por ello, en este último año de gobierno que nos queda, no bajaremos los brazos, y se los digo, no es el año de Hidalgo.
Focalicemos nuestras energías para que Quintana Roo siga creciendo y deje plantadas las bases para mejorar lo que nos falta en educación, salud, seguridad, consolidar nuestro liderazgo turístico, diversificar nuestra economía, fortalecer el centro y sur del estado, generar más empleos y reducir las desigualdades que aun padecemos y que serán los grandes desafíos del futuro.
Sé que CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS lo vamos a lograr por la capacidad, por el talento, por la creatividad y por la fuerza de nuestra gente.
En estos cinco años de gestión trabajamos para poner orden y y darle rumbo a Quintana Roo, enfrentando los desafíos en lo institucional, social, en lo político y en lo económico; también, en nuestro vínculo con el Congreso, en nuestra relación con la Justicia, en el diálogo con las y los presidentes municipales, en el trato con los medios de comunicación y en la reconciliación con la sociedad.
Cumplimos con lo que creemos es el espíritu de la democracia.
La democracia es un sistema de unión y entendimiento, un mecanismo para resolver conflictos más que para generarlos.
La democracia es para unirnos y respetar nuestras diferencias.
Soy un gobernador que está presente, que inicia todos los días del año con actividades muy temprano reunido con su gabinete, con la mesa de atención a COVID, con la de seguridad, con la de empoderamiento de la mujer, la del sargazo y termino sus labores hasta pasada la media noche.
Recorro permanentemente cada centímetro de la geografía del estado y atendemos juntos las emergencias que sufrimos, debatimos juntos las prioridades, discutimos juntos las obras necesarias para nuestro desarrollo y cada paso que hemos dado juntos, nos ayudó a creer en nosotros mismos y mostrar con resultados todo el potencial que trabajando juntos tiene Quintana Roo.
Quiero agradecerle a cada legislador, a cada juez y magistrado, a cada representante de los organismos descentralizados y autónomos, a los miembros de las fuerzas armadas, a todas y todos los presidentes municipales que me acompañaron, que me acompañan y que me van acompañar en estos años a las y los empresarios, a las y los y trabajadores y a toda la ciudadanía en general por su generosidad en aceptar y construir CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS, esta nueva forma de hacer política y trabajar en equipo.
Porque para nosotros, el poder no es propiedad de nadie; creo realmente en la división de poderes.
El poder es respetar la ley y servir al ciudadano, no ponerse al servicio de quienes gobiernan sino que somos nosotros, los gobernantes, quienes debemos estar al servicio de la gente.
Diputadas y Diputados:
Quiero convocarlos a ser parte de este mismo equipo, a través de un Congreso activo que discuta las leyes, que busque las mejores soluciones y las mejores medidas para el bienestar de las y los quintanarroenses.
Entiendan que representan el eje más puro de la expresión ciudadana a través del sufragio popular, por estar vinculados directamente a sus distritos. Su papel en el debate es y será crucial para canalizar las expectativas y sentimientos de todas y todos los quintanarroenses.
Se trata de dialogar en un mismo nivel. Se trata de comprender y entender al que está en la banqueta de enfrente, de construir y no de imponer.
Nuestras creencias deben ser puentes y nuestras convicciones deben nutrir un encuentro más profundo y más humano entre todas y todos.
Queremos acabar con la lógica de amigos y enemigos. Es cierto que hay y puede haber conflictos, pero ellos son parte de la democracia y vivir en democracia significa administrarlos usando el diálogo.
Amigas y amigos:
Empezamos dentro de poco un nuevo proceso electoral que llevará a la designación de las nuevas autoridades en este estado.
Que nadie se ponga nervioso ni espere dedazos mágicos, ni regalo de placas, patentes, venta de notarías públicas o puestos en la administración.
Los tiempos los marca el Tribunal Electoral, no las apetencias, voracidades, urgencias y desesperaciones personales.
Seré el más absoluto, respetuoso testigo y defensor de este proceso democrático que se avecina.
El Quintana Roo que hemos construido y aspiro dejar a las próximas autoridades es el del diálogo, del respeto institucional, del acuerdo, del encuentro, donde la igualdad no sea uniformidad.
Estoy convencido que cada uno tiene derecho a pensar como le parezca y quiero que, en este estado, todas y todos tengamos la libertad de poder elegir la opción que creamos más conveniente para nuestro futuro.
Mi meta ha sido y será siempre apostar al trabajo en equipo, a tener presente en todo momento el legado de mi padre que me enseñó la cultura del trabajo, la cultura del esfuerzo, ese esfuerzo que dignifica, ese esfuerzo que eleva la autoestima y esa responsabilidad del esfuerzo que te aleja de la deshonestidad y la improvisación.
Porque en estos doce meses de gobierno que aun quedan no bajaré la guardia, tengo la gran oportunidad de servirle a Quintana Roo cada día durante un año.
Para mí, en todos estos años, lo más importante ha sido fortalecer las instituciones, darles vigencia, que funcionen mejor en el marco del Estado de derecho, y que garanticen las mejores condiciones de gobernabilidad y de vida para nuestra gente.
Las instituciones tienen que dar resultados de manera permanente, eso es lo que la gente exige y eso es lo que las fortalece ante la imagen pública.
Hablé al comienzo de este mensaje de un punto de inflexión.
Es necesario que el Quintana Roo que surja luego de esta transición se exprese, se difunda, que las grandes mayorías y beneficiarios adviertan la corrección del camino emprendido y defiendan los pequeños o grandes logros que se hayan obtenido.
Debemos ser capaces de comunicar con eficacia lo que hacemos, en forma que toda la ciudadanía comprenda. Se trata de que cada paso que hemos dado de avance se aprecie en su justa dimensión.
Y ya para terminar.
La honestidad y la transparencia de mis acciones me permite mirar de frente a mi familia y a ustedes.
He trabajado sin descanso, paso a paso, sin medidas sorpresivas o traumáticas, siempre en el diálogo, en la búsqueda de acuerdos, avanzando, enfrentando los problemas y buscándolo la mejor solución posible.
Con pluralidad, con capacidad de aceptar y corregir los errores, con ánimo de escuchar a los demás, sin sentirme dueño de la verdad, dispuesto a compartir nuestras realidades para lograr el bien común.
Por eso acompaño con optimismo los signos de recuperación que vemos, por eso insistimos en convocar al conjunto más allá o más acá, de cualquier alineamiento partidario o interés particular.
No hice promesas incumplibles para llegar a donde estamos, no nos atamos a pactos de supervivencia ni a acuerdos oscuros y reviso el avance y cumplimiento con un observatorio ciudadano de todos los compromisos que hice en campaña.
Es necesario entender que los problemas que nos aquejan requieren soluciones estructurales que nos llevarán más tiempo y esfuerzo.
Ningún cambio duradero se podrá concretar instantáneamente.
Contra viento y marea, cambiamos el rumbo y logramos reencauzar a Quintana Roo para ponerlo a tiempo con los tiempos.
Decíamos al comienzo que era necesario recordar de dónde veníamos para valorar dónde estamos y de eso se trata.
Hemos construido un Quintana Roo absolutamente diferente, para todas y todos, más allá de cualquier condicionamiento político partidario.
Nos debe quedar absolutamente claro que para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar con plenitud el desafío del cambio y los tiempos políticos que se vienen.
Cambio responsable, calidad institucional, transparencia, paz social, apego a la Constitución y a la ley, fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción, políticas activas para combatir la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la exclusión, el fin de todo tipo de violencia de género y el pleno respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión, son el presente de nuestro estado.
Hoy en Quintana Roo, no hay voces acalladas, periodistas censurados.
La pluralidad y el disenso han nutrido nuestra democracia.
Una democracia donde quienes nos sucedan puedan dedicarse a consolidar, no a reconstruir, a crear, no a restaurar, a crecer con dignidad.
Sabemos que todo lo logrado no fue por arte de magia. Sabemos que no fue fácil porque siempre tocamos importantes intereses.
Pero las y los quintanarroense tenemos memoria y sabemos que ya no hay espacio en el futuro de este estado para aquellos que nos hundieron en la delincuencia, en la inmoralidad pública, en la corrupción, en la desigualdad, o para los que sólo saben criticar y mentir pero que jamás han sido capaces de resolver ni el más mínimo problema.
Hemos aprendido a sumar el trabajo de cada uno con el del otro logrando la unión de lo que está desunido.
Esa ha sido la premisa de nuestra colaboración permanentemente con el gobierno federal y así seguirá siendo hasta el último día de mi mandato. Con el presidente de la República, trabajamos, dialogamos, colaboramos y coincidimos o no, pero priorizamos ante todo, los intereses comunes de las y los quintanarroenses y de todas y todos los mexicanos.
Porque como clase política debemos comprender que es necesario estar a la altura de esta misión que encabezamos, ponernos al servicio de las demandas y urgencias y despojados de toda arrogancia y de todo prejuicio, trabajemos y construyamos juntos el Quintana Roo de los tiempos del futuro.
Y eso será una vez más, CONTRA VIENTO Y MAREA, CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
JUNTOS SALDREMOS ADELANTE.
Buenas tardes.
Diputada Alicia Gutiérrez presidenta de la Mesa Directiva de esta Legislatura, Diputado Eduardo Lorenzo Martínez Arcila, presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política.
Saludo las diputadas y diputados de esta XVI Legislatura del Congreso del Estado.
Saludo al magistrado José Antonio León Ruiz, presidente del Tribunal Superior de Justicia de nuestro estado.
Me da mucho gusto saludar también al general José Luis Vázquez Araiza comandante de la 34ª Zona Militar, al vicealmirante Javier Abarca comandante de la 5ª Región Naval, al general Francisco Toscano, coordinador de la Guardia Nacional de Quintana Roo.
Me da gusto saludar a los senadores por nuestro estado la licenciada Mayuli Latifa Martínez Simón, al doctor José Luis Pech Várguez, a las diputadas federales Laura Fernández, Santy Montemayor.
Saludo a los, a las y los presidentes municipales y representantes de los municipios de Bacalar, Benito Juárez, Cozumel, Felipe Carrillo Puerto, Isla Mujeres, José María Morelos, Lázaro Cárdenas, Othón P. Blanco, Puerto Morelos, Solidaridad y Tulum, a los presidentes municipales electos a las y los presidentes municipales electos de Bacalar, Cozumel, Felipe Carrillo Puerto, Isla Mujeres, José María Morelos, Lázaro Cárdenas, Othón P. Blanco, Puerto Morelos, Solidaridad y Tulum.
Me da mucho gusto saludar también a los señores ex gobernadores don Joaquín Ernesto Hendricks Díaz y don Félix Arturo González Canto, gusto saludarles.
Me da gusto saludar a don Arturo Emiliano Abreu coordinador de los Programas del Bienestar del gobierno de México en Quintana Roo y a las y los delegados federales que nos acompañan.
Saludar al Secretario de Gobierno del estado y a todo el gabinete legal y ampliado, compañeras, compañeros.
Saludo al señor Fiscal del Estado don Óscar Montes de Oca y de igual forma saludo a todas y a todos los integrantes de la Mesa de Seguridad del Estado, gracias por estar aquí.
Saludo a los señores dignatarios Mayas, amigos del Gran Consejo Maya.
Saludo a mi esposa Gaby Rejón de Joaquín, a mis hijos, a mi madre, a mis hermanos.
Saludo a don Rogelio Martínez Pons, director general de Fonatur y del Tren Maya.
Amigas y amigos, representantes de cámaras empresariales, presidentes y representantes de los partidos políticos me da gusto saludarles, compañeros gobernadores que me acompañan a través de las redes sociales, amigos de los medios de comunicación y por supuesto a todas y a todos los quintanarroenses que nos siguen a través de las redes sociales, medios digitales, medios de comunicación y a todas, a todos ustedes, bienvenidos, muchas gracias
El 6 de junio de 2016, las y los quintanarroenses, retomamos el pleno ejercicio de nuestra soberanía popular, e iniciamos una nueva época en la historia de nuestro estado.
Sabíamos que estaba muy cerca el punto de enfrentamiento social y de colapso político, financiero y gubernamental.
Y en esas condiciones, nos quedaba muy claro que para poder tener futuro necesitábamos encabezar con firmeza y coraje el desafío del cambio.
Estábamos seguros de que, aun pensando diferente, la absoluta mayoría de ciudadanas y ciudadanos queríamos ir hacia los mismos objetivos.
1.- Impulsar la democracia para enfrentar el autoritarismo.
2.- Impulsar la transparencia, la rendición de cuentas y la aplicación de la ley para luchar contra la corrupción y la impunidad.
3.- Impulsar la libertad para acabar con la opresión, respetar los derechos humanos y ensanchar con tolerancia los cauces de la crítica social.
4.- Impulsar la igualdad para disminuir la discriminación, la inequidad y la exclusión, sobre todo de quienes menos tienen o de quienes sufren la violencia continua.
5.- Impulsar el profesionalismo y la capacitación en el servicio público para reconstruir la institucionalidad gubernamental.
6.- Impulsar el ordenamiento territorial y el cuidado de nuestro gran patrimonio natural, para contrarrestar el desorden urbano y el deterioro ambiental.
7.- Impulsar una gestión eficiente, principalmente en el ámbito financiero, y recobrar la credibilidad y la confianza de la sociedad en su gobierno; e
impulsar la visón colectiva para trabajar en equipo.
Sigo convencido de que la elección que hizo entonces la ciudadanía con su voto fue el inicio de un cambio estructural.
De un cambio profundo, generacional, de bloque histórico.
No solo se trató de la sustitución de un gobierno o de un partido político.
Fue el surgimiento del Estado que se conforma con el nuevo poder de la ciudadanía y la restricción del poder público, así como el fortalecimiento de la vida colectiva, respetuosa, tolerante e incluyente.
El reto del cambio profundo fue y es de dimensiones insospechadas, que por mucho rebasan los límites de una administración gubernamental.
No se puede saber adónde ir, sino entendemos de dónde venimos y donde estamos parados.
Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro, condenado a cometer los mismos errores.
Pusimos manos a la obra, sabedores de que enfrentaríamos permanentemente a la reacción de quienes con enorme perversidad se habían beneficiado ilegalmente del uso del poder público y pretenden una y otra vez regresar.
Pero siempre hemos sabido que contábamos con el poder y la voluntad de la gente de buena fe y con altura de miras.
Nuestra visión de futuro ha sido la de un Quintana Roo moderno, confiable, ordenado y seguro, con más y mejores oportunidades para todas y todos.
Llegamos al gobierno no para refrendar un triunfo electoral, sino para cambiar los paradigmas de lo que precisamente significaba ganar una elección.
Queríamos cortar de raíz el hecho de reducir la política a la sola obtención de resultados electorales para el beneficio de unos cuantos, y la gestión de gobierno a la mera administración de las decisiones enfocadas a ese torcido fin.
Porque las consecuencias ya las teníamos: el incremento del desprestigio de la clase política, la falta de confianza y certeza en el ámbito económico y laboral, y el derrumbe sin freno de nuestras instituciones.
Por ello, desde el inicio, hemos estado comprometidos a trabajar cada día de todos los que llevamos sirviendo a la sociedad.
Para construir los cimientos de la nueva época y ser puente de transición entre un pasado al que no regresaremos, pero del que no terminamos aun de salir, y un futuro que anhelamos y que estamos construyendo CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Amigas y amigos:
La gestión de gobierno se construye en el trabajo diario, en la acción cotidiana que nos permite ir midiendo los niveles de avance.
Ya lo he dicho en otras oportunidades: un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones y resultados de su trabajo en equipo.
Y así han sido estos cinco años, encarando los cambios con decisión y coraje, avanzando sin pausas y sin depositar la confianza en jugadas mágicas o salvadoras, ni en genialidades aisladas.
Tratamos de cambiar, no de destruir. Tratamos de sumar cambios, no de dividir. Porque cambiar es convivir con las diversidades sin anularlas.
Hemos necesitado mucho trabajo y esfuerzo plural, diverso y transversal a cualquier tipo de alineamientos partidistas para reconciliar a la política, a las instituciones y al propio Gobierno con la sociedad.
Por eso, en estos años que considero fundamentales para la transición política que vive la historia de Quintana Roo, que nadie piense que las cosas cambiarán por el solo hecho de decirlo.
Estábamos consientes que no habría un cambio confiable si permitíamos la subsistencia de ámbitos de impunidad y la violación permanente a las leyes que no tenían castigo legal ni social.
Se habían olvidado de leer y respetar nuestra Constitución. A la Carta Magna hay que leerla detenidamente y consultarla todos los días, para garantizar la seguridad jurídica a todas y a todos, no solamente para los que tienen o se sienten con el poder en sus manos.
Como toda obra humana, la gestión de gobierno es siempre perfectible porque está sujeta a errores e imprecisiones.
Pero hay que dejar claro que no es lo mismo un gobierno bien intencionado que comete errores, que debe corregir y, en su caso sancionar, que un gobierno malintencionado que comete delitos y quiere vivir en la impunidad.
Quintana Roo nació a partir de un clamor popular de su gente y su destino fue, es y será siempre vivir en democracia.
Señoras y señores legisladores, amigas y amigos:
No hay equilibrio alguno en la democracia sin la plena identificación y erradicación de la impunidad en la gobernabilidad.
Gobernabilidad no es, ni puede ser, sinónimo de impunidad.
Gobernabilidad no es ni puede ser sinónimo de acuerdos oscuros, manipulación política de las instituciones o pactos espurios a espaldas de la sociedad.
Llegamos al gobierno para recuperar el espíritu democrático olvidado que lisa y llanamente significa no acumular más poder que lo que la ley otorga, y por el tiempo que la misma le impone.
La experiencia nos dice que quienes buscan todo el poder, todo el tiempo, terminan frustrados buscando clemencia cuando ese poder se les va de las manos.
Dentro de su cambio estructural, Quintana Roo está en un punto de inflexión.
Claramente los tiempos democráticos que ya vivimos, no son de un solo partido, sino de muchos partidos. No son de un solo grupo de poder, sino de la correlación de fuerzas de varios grupos de poder.
Esto es y será un antes y un después en la historia de este estado.
Nos ha tocado ser testigos de cuatro procesos electorales, y serán cinco con el que se avecina el próximo año. No recuerdo otro gobierno que haya pasado por esta situación.
Los hemos transitado en paz y con pluralidad política.
Nos estamos acostumbrando a que la voluntad popular decida, le parezca conveniente o no, a quienes pugnan por detentar el poder.
Mi posición ha sido en toda esta administración la de jugar con reglas claras, transparentes y en el marco de la legalidad, sin manipulación de resultados y con la plena libertad de que ganará quien tenga que ganar porque así lo deciden las y los ciudadanos.
En este periodo, hemos compartido el gobierno hasta con siete corrientes políticas diferentes, con quienes hemos trabajado en un marco democrático, de civismo y pluralidad para construir lo mejor para Quintana Roo.
He sido un gobernador que se comprometió a respetar el derecho de todas y todos porque somos un gran estado construido por mucha gente, por muchas ideologías, de muchas culturas; herederos de una larga historia ancestral y tenemos la responsabilidad entre todos de honrarlo, de cuidarlo y engrandecerlo.
Y esto sólo se consigue con participación ciudadana responsable, con trabajo en conjunto entre sociedad y gobierno, entre poderes y órdenes de gobierno, con respeto a las reglas básicas de convivencia comunitaria, con civilidad social, con autoridades apegadas siempre a la ley.
En suma, con democracia, democracia y más democracia!
En estos cinco años, tengo la certeza de que juntos hemos construido una plataforma democrática que hay que consolidar, y estoy convencido que, si al final de nuestro gobierno la ciudadanía es más protagonista de su propio destino, estaremos dando un gran paso hacia ese cambio estructural, generacional y de bloque histórico que se está gestando CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
(ARRANCA VIDEO SOMOS QUINTANA ROO)
Señoras y señores:
Los cambios suponen enfrentar muchas resistencias de lo que se pretende transformar, y afrontar los desafíos de lo que se quiere construir. En nuestro caso, hay que sumar a la balanza las nuevas adversidades históricas que se han presentado como externalidades extraordinarias de gran calado, como lo han sido la trágica pandemia del COVID 19, los desastres naturales y el arribo masivo del sargazo.
Hemos logrado muchos avances y también atravesamos muchas dificultades.
Aprendimos que gobernar es una larga lucha, pero que somos muchos más los que queremos defender nuestros valores y nuestras convicciones.
Cambiamos un Estado que estaba al servicio de la militancia política y que destruyó el valor de la carrera pública. Hoy en Quintana Roo, ningún cargo público se regala o se hereda.
Gobernar es complejo y no es fácil percibirlo desde afuera, no es tan simple como tomar una o dos medidas al azar.
Lo digo a partir de la experiencia. Pero también estoy convencido de que dimos los pasos iniciales, los más importantes, para mostrar que hay otro camino y que, trabajando juntos podemos recorrerlo en beneficio de todos.
Nuestra situación económica, que no me cansaré de repetirla, era desesperante producto de años de generación de deudas estatales y municipales que nos hicieron vivir en una ficción que no tenía precedentes.
Teníamos un estado en quiebra, estancado, con reservas reales negativas, falta de confianza en la inversión y un déficit primario altísimo.
Estábamos acostumbrados a vivir así y hasta pensamos que era normal.
No lo es y no lo puede ser.
Cualquiera que hubiera estado en mi posición debía poner un alto y estabilizar una economía que estaba en una gran crisis y había que tomar decisiones urgentes para contener una situación, que si bien la sociedad no la percibía en el día a día, era destructiva.
Reestructuramos nuestra deuda en mejores condiciones, ya que para poder lograr todo lo que hemos hecho, necesitábamos ser un estado financieramente fuerte y sólido.
Ello nos permitió tener ahorros muy importantes al disminuir las tasas de interés e incrementar los flujos de liquidez que nos permitieron, con recursos propios y sin recurrir a créditos a largo plazo, enfrentar los enormes desafíos que teníamos por delante.
Esta estrategia redujo en casi 3 mil millones de pesos la deuda heredada que representaba un condicionante para nuestra operatividad financiera.
Para que tengan una idea de cómo estábamos, por cada peso que ingresaba a nuestras arcas, 85 centavos iban al pago de los servicios de deuda, lo cual frenaba todo proceso de desarrollo en beneficio de nuestro crecimiento.
Por primera vez en la historia de nuestro estado, el proceso de reestructuración de la deuda ha culminado con una disminución. Nos permitió pasar del monto de 15 a 13 mil pesos que cada habitante del estado.
Hemos recuperado, como lo dije antes, autonomía de decisión y capacidad operativa. Hemos devuelto a la sociedad, a las y los quintanarroenses y al país, transparencia, confianza, credibilidad y más allá de cualquier ideología política lo hemos logrado CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
El cuidado del equilibrio fiscal, la redistribución de los ingresos, principalmente con base a una inversión pública en educación, salud, seguridad, e infraestructura, han ocupado el centro de nuestra gestión con el fin de lograr un crecimiento estable, sustentable, equitativo, y que nos permitiera afianzar nuestro liderazgo turístico de clase mundial en una mejor calidad de vida para todas y todos.
La inversión, al apostar por Quintana Roo, la creación de puestos de trabajo que nos ubican como líder a nivel nacional, el respeto a las reglas claras y estables, han caracterizado estos cinco años de gobierno.
Por eso hoy vemos con optimismo los indicadores que muestra nuestro estado a nivel nacional.
Iniciamos la administración ocupando los últimos lugares de cualquier indicador nacional de todos los sectores económicos y sociales que nos consideraran.
Con mucho orgullo puedo decir que hoy estamos en todos arriba de la media nacional y en muchos de ellos en los primeros cinco lugares.
También recuperamos la confianza del empresariado local y del internacional para emprender y asumir compromisos a partir de la propia realidad social y política y aceptar los desafíos que la competencia nos exige.
Nuestro futuro, por lo tanto, es seguir construyendo un modelo de producción, trabajo y crecimiento sustentable, con reglas claras y calidad institucional.
Ello generará suficientes recursos fiscales, solvencia macroeconómica y generará las condiciones para dar más y mejor valor agregado con base a nuevos puestos de trabajo.
Señoras y señores:
Cuando estábamos a la mitad del camino, de repente la llegada del Covid-19 se convirtió en una pandemia que cambió drásticamente la forma en que hasta ahora nos habíamos relacionado.
Nos encontramos de pronto frente a una emergencia que puso en juego a todas nuestras actividades cotidianas, impactando en las relaciones sociales y sacudiendo a todos los sectores e instituciones.
A la pandemia no le importó nuestra economía, no le importo nuestro destino de clase mundial, ni los millones de visitantes que recibimos, nuestra infraestructura hotelera, no le importó nuestros comercios ni nuestros empleos.
Llegó sin discriminación de países, de fronteras de regiones, de personas y mucho menos de clases sociales. Sin embargo, vino a golpear con más fuerza a los más pobres y vulnerables.
A la pandemia no le importó nada, pero a nosotros sí.
Por eso respondimos con el más grande despliegue logístico de nuestra historia, para cumplir con el más sagrado deber de un gobierno: salvar la vida de sus ciudadanos, mantener las fuentes de trabajo y estar preparados para, cuando se pudiese, arrancar con la recuperación económica.
Y al emprender esta tarea necesitábamos saber que no estábamos solos.
Nuestro principal compromiso fue asegurar un trabajo en conjunto para que todos los esfuerzos que llevamos a cabo frente a los desafíos de la pandemia, se hicieran de manera integral y compartida.
Y eso lo hicimos CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Salvar vidas, combatir el virus, recuperar lo perdido, planificar e implementar a lo largo y a lo ancho del estado la campaña de vacunación, reactivar la economía fue y sigue siendo, un reto que por nuestra propia supervivencia no excluyó a nadie y donde todos nos cargamos la mochila al hombro para trabajar como un gran equipo.
A casi 16 meses del primer caso positivo de COVID en el estado, quiero nuevamente expresar mi más sentido pésame y solidaridad a todas y todos los quintanarroenses que han perdido a sus familiares o seres queridos.
Amigas y amigos:
Permítanme hacer algunos comentarios de logros que van de la mano de mis recientes palabras sobre el trabajo del ordenamiento de nuestra economía y finanzas.
Invertimos casi mil millones de pesos de recursos estatales no programados que permitieron fortalecer y ampliar en tiempo récord en un 600% la infraestructura hospitalaria para brindar atención a los enfermos de Covid reconvirtiendo casi mil camas.
Contratamos más personal médico y de las áreas de la salud, adquirimos material de protección, equipo médico especializado y medicamentos.
Reconstruimos la infraestructura de nuestras ciudades y poblados, carreteras, puentes y caminos luego de los desastres naturales que hemos venido sufriendo año tras año.
Enfrentamos la llegada del sargazo.
Cumplimos puntualmente con las obligaciones salariales de nuestra planta administrativa, sin despido alguno.
Distribuimos apoyos alimentarios a casi la totalidad de la población del estado durante más de dos meses, vales de gas, subsidios de agua y luz sufragados por el gobierno del estado y apoyos financieros, que no surgieron de un pase mágico, ni de dar vuelta a la maquinita de hacer dinero.
El manejo responsable de nuestras finanzas nos permitió generar toda esa serie de acciones para aminorar y contener el impacto social y laboral que ocasionó la emergencia sanitaria, así como aliviar y salir más rápido de la crisis económica a la que nos había llevado la pandemia.
Ofrecimos estímulos y facilidades administrativas a las unidades económicas.
Y esto, nuevamente fue CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Recordemos que, durante el 2020, prácticamente no ingresó peso alguno a nuestra tesorería.
Yo pido que analicemos y pensemos cómo nos hubiese encontrado el COVID y como estaría hoy el estado y cada uno de nosotros, sin esa capacidad de respuesta y sin tener las condiciones económicas y financieras para sobrellevarlas.
Porque la pandemia no se ha ido y aunque aún sigue siendo una larga noche que nos muestra de cerca los riesgos de la vulnerabilidad, del aislamiento, del sufrimiento y de la soledad, no hemos dejado de trabajar todos juntos ni un segundo para derrotarla, y estén seguros que jamás abandonaré o dejaré solo a ningún quintanarroense en esta lucha que ha sido de todas y todos.
Vuelvo a expresar mi más profundo reconocimiento a cada miembro del sector salud que se jugó la vida, para que hoy, podamos decir “ESTAMOS VIVOS”.
Pido un fuerte aplauso para ellas y ellos.
Amigas y amigos:
Uno de los mayores desafíos que enfrentamos en estos últimos meses, lo constituyó la recuperación económica con la premisa de mantener el rumbo trazado.
Los indicadores nos vienen mostrando las enormes posibilidades que ya ofrece nuestra recuperación.
Estamos recuperando la solidez fiscal, nuestros ingresos y, por ende, una mejora del consumo. Están retomando las inversiones, el aumento y la diversificación de la oferta de servicios y recuperando los índices de empleo.
No sólo se puso nuevamente en marcha el capital productivo inmovilizado durante la pandemia, sino también se han logrado notables incrementos de productividad que se han visto reflejados en el aumento de las horas trabajadas.
Hoy nuestra recuperación económica nos está poniendo muy cerca de los valores históricos máximos que teníamos antes de la pandemia.
De enero a junio, de este año, se han creado más de 40 mil nuevos empleos formales que corresponden al sector privado de la economía. Ello ha significado que la tasa de desocupación según INEGI, desde el momento máximo de la pandemia se reduzca del 10.17 por ciento al 6.21 por ciento.
Como líderes del turismo internacional, la pandemia nos encontró en un escenario global complejo, donde fue necesario plantear estrategias y respuestas de manera coordinada y urgente entre todos, sin aislarnos, al contrario, unidos más que nunca, porque antes, ante todo debíamos cuidar el interés colectivo para superar, entre todas y todos, la crisis.
De pronto17 millones de asientos de avión se cancelaron, los 120 mil cuartos de hotel que tenemos se vaciaron, los 3 a 7 cruceros diarios que nos visitaban dejaron de venir y toda una población ligada en su mayoría a la industria turística, quedó sin actividades productivas y sin un ingreso para sostener a su familia.
Una vez más me permito señalar que si no hubiese sido por la rigidez como se manejó la pandemia, adoptando medidas temporales como quedarse en casa, suspender las concentraciones masivas, actos públicos, reducir las jornadas laborales y comerciales sólo a temas esenciales, aplicar distanciamiento social, la limitación de la movilidad urbana, la paralización de actividades económicas, movilización de fuerzas militares y policiales, limitación de reunión, y libre tránsito, entre otras, jamás podríamos haber si quiera imaginado esta recuperación económica con los números optimistas que hoy tenemos.
Sé perfectamente que son, fueron medidas duras, eso si amparadas en el marco del estado de derecho, sin afectar, en ningún momento, los derechos humanos de la ciudadanía. Pero había que tomarlas.
De haber actuado de otra forma hoy no tendríamos un promedio de 400 a 500 vuelos diarios en el aeropuerto de Cancún, la llegada nuevamente de cruceros semanales a Cozumel y Mahahual, el 62 % de los cuartos de hotel ocupados y la visita durante el mes de julio pasado de más de un millón de turistas frente a los 64 mil que tuvimos en mayo de 2020.
Nuestra preocupación por lograr un estado más igualitario e inclusivo nos condujo a aplicar las políticas sociales con eje en la persona y la familia.
Trabajamos a lo largo y lo ancho de la superficie del estado, en el sur, centro y el norte, en las comunidades mayas y zonas rurales, pues sólo a partir del conocimiento puntual de cada realidad se pueden garantizar acciones de impacto social.
Hemos llevado a cabo una labor intersectorial e interdisciplinaria con la participación de las áreas de Desarrollo Social, Salud, Trabajo, Educación, Economía, Obras Públicas y Finanzas con el fin de integrar las políticas sociales de manera transversal, empoderando el papel de la mujer dentro de la comunidad.
Es por ello que impulsamos programas encaminados a que las mujeres logren autonomía económica que les permita romper los ciclos históricos de dependencia y violencia.
Mujeres trabajando en su crecimiento y superación personal a través de la capacitación y el emprendimiento; fortaleciendo el tejido social, interactuando entre ellas a través de cooperativas; contribuyendo para una alimentación sana, la generación de una cultura de ahorro y la administración de sus propios recursos a través de la Banca Social que ellas mismas dirigen.
Creemos que los problemas se superan no sólo con las medidas de inversión y crecimiento que hemos adoptado, sino también, con un compromiso de responsabilidad social y solidaridad.
Un claro ejemplo ha sido el programa de Huertos Familiares o Permacultura que brinda asistencia técnica y capacitación para mejorar condiciones de vida de las mujeres, reducir la brecha de desigualdad e impulsar la economía social y solidaria. Este programa premiado ya a nivel continental, ya tiene a más de 8 mil mujeres auto empleadas a las cuales le cambio su calidad de vida por completo.
Con el programa Hambre Cero, estamos atendiendo la carencia por acceso a la alimentación en los municipios, localidades y colonias con mayor rezago mediante la entrega de paquetes alimentarios. Si bien este programa se implementó de manera emergente durante el periodo de aislamiento social, hoy es ya permanente y permite el mejoramiento de la nutrición y salud en el mediano y largo plazo.
En nuestra lucha contra la violencia de género, impulsamos el Plan sin Violencia en Casa, para garantizar el derecho a una vida libre de violencia de las mujeres, niñas, niños y adolescentes.
Desde la Mesa de coordinación en favor de las mujeres trabajamos en la Estrategia Inmediata para la Erradicación de los Delitos violentos.
A través de las Caravanas Violeta, acercamos los servicios de atención y procuración de justicia a mujeres que viven violencia en comunidades rurales.
En definitiva, no nos hemos detenido ni un segundo en generar políticas públicas desde la perspectiva de género, para prevenir, sancionar y erradicar todo tipo de violencia contra las mujeres, para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación.
El Programa Dignificación de Pueblos que hemos impulsado, ha permitido financiar proyectos tendientes a mejorar su infraestructura, la producción tradicional, sus condiciones de vivienda y hábitat, reconvirtiendo pisos de tierra por pisos de cemento, ofreciendo estufas ecológicas, Sistemas de Saneamiento Integral, que permiten a su vez, una adecuada disposición de las aguas residuales para disminuir la contaminación del subsuelo y evitar focos de infección por enfermedades en las diversas localidades.
Invertimos la cifra histórica de 2 mil millones de pesos, algo que nunca se había hecho en nuestro estado en la ampliación de la red de agua potable, drenaje sanitario, saneamiento y drenaje pluvial.
Desde la economía social, se orientó a mejorar el ingreso de la población vulnerable.
Trabajamos de la mano con las micro, pequeñas y medianas empresas afectadas durante la pandemia. En todo momento procuramos respaldarlas con todos los recursos a nuestro alcance y los resultados ya son tangibles. Llevamos tres trimestres consecutivos de crecimiento. El pasado mes de junio alcanzamos un número de empresas que supera a las que teníamos antes de la pandemia.
Nuestro objetivo como gobierno ha sido ayudar para que otros puedan ayudar. Estamos convencidos que es necesario trabajar por la generación de igualdad de oportunidades para poder hacer efectiva que la tan mencionada justicia social, no sea una simple retórica sino un esfuerzo comunitario por el bienestar colectivo y el bien común.
Señoras y señores:
Hemos trabajado por un Quintana Roo para todas y todos y no sólo para unos pocos. Un Quintana Roo representativo, justo, de igualdad de oportunidades, consciente de su lugar y responsable de sus funciones, fruto de sus raíces y valores, que no sólo deben ser enunciados sino llevados siempre a la práctica.
La transparencia y la lucha contra la corrupción no pueden quedar ajeno a estas acciones de gobierno. Hemos alcanzado el primer lugar en transparencia a nivel nacional.
En el pleno respeto de la independencia de poderes le dimos todas las herramientas al Poder Judicial para que trabaje en forma independiente, pero que mejore y agilice sus tiempos.
En administración de la justicia fortalecimos a la Fiscalía General del Estado que estaba desmantelada y creamos la Fiscalía Anticorrupción que pone especial atención al combate de ese flagelo.
Me permito volver a los orígenes. El mayor gasto público de las gestiones pasadas, no se vio reflejado en mejores políticas públicas.
Hemos puesto todo nuestro empeño y trabajo por un Quintana Roo para todas y todos.
Un Quintana Roo representativo, justo, de igualdad de oportunidades, consciente de su destino, fruto de sus raíces y valores, de su riqueza y su potencial.
La lucha contra la corrupción y la impunidad no pueden quedar ajenas a estas acciones de gobierno. Sus efectos en la armonía social y la seguridad pública han sido nefastos y de gran impacto.
Desde el inicio de la administración sabíamos que este reto del cambio estructural que nos hemos propuesto era uno de los más delicados y de mayor complejidad.
El nivel de corrupción e impunidad habían permitido que la delincuencia tuviera una presencia estratégica en la vida cotidiana de la población, y su nivel de penetración en la esfera de lo público era conocida, creciente y determinante.
Su control de las policías municipales y la prácticamente inexistente policía estatal les daba un control absoluto. Sumado a ello, la existencia de una preocupante cantidad de armas de todo tipo de calibre que andan sueltas y circulan en manos de los delincuentes.
Y nos encontramos con un estado débil, con fuerzas de seguridad estatal concentradas en una sola parte de una ciudad, mal equipadas, mal remuneradas, mal entrenadas y maltratadas.
Un aparato de seguridad con poca capacidad de investigar y prevenir. Entre la incompetencia y la complicidad nos encontramos con políticas de seguridad que resultaron un fracaso, y que simulaban una paz ficticia porque se enviaban al Secretariado Ejecutivo Federal, y así es, informes falsos o incompletos.
Para ejemplo una simple muestra. En el inventario recibido sólo figuraban 20 patrullas estatales alrededor de toda la superficie del estado, 15 chalecos antibalas y menos de 200 cámaras de vigilancia que no funcionaban en su totalidad.
La inseguridad no era una variable de la vida cotidiana, era y es ya una constante. Es un flagelo que nos lastima sistemáticamente.
Hemos avanzado mucho en todos los frentes que tienen que ver con la inseguridad, el desorden, la violencia y la prevención de la delincuencia, pero con humildad y cierta impotencia reconozco que aún es insuficiente y debemos redoblar esfuerzos hasta el último día de mi administración.
No puedo estar satisfecho mientras haya una o un quintanarroense que se sienta inseguro y seamos incapaces de protegerlo.
Desde el principio asumimos con determinación y valentía el reto de recuperar el papel del gobierno como garante de la seguridad pública.
Contamos con el apoyo indiscutible de los otros poderes del Estado para ello.
Iniciamos por jerarquizar a nuestras fuerzas de seguridad estatal, fortaleciéndola y dándole sentido de cuerpo, de equipo.
Como ha sido una acción permanente en estos cinco años, nos hemos empeñado en lograr que los elementos policiales cuenten con mejores remuneraciones, equipo de protección y seguridad: uniformes, armamento, patrullas, cuatrimotos, radiocomunicación.
Nuestra infraestructura de vigilancia y respuesta policial se ha fortalecido con las bases de operaciones instaladas en los municipios de Benito Juárez, Cozumel, Othón P. Blanco, Solidaridad y Tulum.
Se continúa con la capacitación de nuestras fuerzas de seguridad policiales estatales y municipales y apoyamos a los municipios del estado.
Hoy tenemos más de 2000 cámaras funcionando alrededor de Quintana Roo y casi 400 patrullas y 1700 chalecos.
Y finalmente, concluimos la construcción y equipamiento del C5, el más moderno Centro de Coordinación, Control, Comando, Cómputo y Comunicación, por eso se llama C5, de México y de Latinoamérica.
Un complejo interinstitucional que garantiza el trabajo permanente y coordinado de monitoreo y vigilancia capaz de atender eficaz y oportunamente los llamados de emergencias médicas, protección civil y por supuesto seguridad pública.
Esto es un apretado resumen, pero hay muchas acciones más en esta estrategia.
Aún y cuando podemos decir que todos los indicadores delictivos registraron una tendencia por debajo de los años anteriores, y hemos invertido más de 3 mil 500 millones de pesos para garantizar la protección de nuestra población, reitero y no me cansaré de decir que mientras haya un sola ciudadana o un solo ciudadano afectado por la inseguridad, no me daré por satisfecho y por lo tanto no bajaré la guardia.
Todos los días empezamos de cero y aún hay mucho por hacer, para lograr el objetivo de garantizar que en Quintana Roo, EL QUE LA HACE LA PAGA.
La sociedad.
La sociedad sigue siendo una parte importante de esta estrategia.
Seguimos trabajando de la mano con la Mesa de Seguridad Ciudadana de Cancún e Isla Mujeres en las estrategias para el combate contra la inseguridad desde un enfoque dual basado tanto en los efectos como en las causas del delito.
Mi agradecimiento permanente a todos los miembros de la mesa de coordinación en materia de seguridad del Estado, integrada por la Secretaría de Defensa Nacional, Secretaría de Marina, Guardia Nacional, Fiscalía General de la República, Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Centro Nacional de Inteligencia, Instituto Nacional de Migración, Delegación de Programas en el Estado de la Secretaría del Bienestar, la Secretaría de Gobernación, la Fiscalía General de Estado y Poder Judicial del Estado por su colaboración, iniciativas y compromisos y por acompañarnos en la lucha en favor de la protección de nuestra ciudadanía. GRACIAS.
Debemos mantenernos unidos en esta lucha. El trabajo en equipo es la única vía para enfrentar el enorme reto de erradicar la violencia y la inseguridad, pues solo así puede ser CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Señoras y señores:
Muy queridos quintanarroenses.
Este es mi quinto informe como gobernador y me llena de satisfacción hacerlo en un contexto de recuperación y certidumbre luego del difícil año que pasamos como consecuencia de la pandemia.
Lo comparto con todas y todos ustedes porque hace cinco años, llenos de ilusiones, iniciamos la construcción de una nueva etapa en nuestra vida democrática e institucional y lo logrado ha sido CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
Más allá de las diferencias que pueden haber y deben existir entre los distintos espacios políticos de este Congreso, tenemos grandes coincidencias: queremos un Quintana Roo en crecimiento y desarrollo y queremos el bienestar de las y los quintanarroenses.
Por ello, en este último año de gobierno que nos queda, no bajaremos los brazos, y se los digo, no es el año de Hidalgo.
Focalicemos nuestras energías para que Quintana Roo siga creciendo y deje plantadas las bases para mejorar lo que nos falta en educación, salud, seguridad, consolidar nuestro liderazgo turístico, diversificar nuestra economía, fortalecer el centro y sur del estado, generar más empleos y reducir las desigualdades que aun padecemos y que serán los grandes desafíos del futuro.
Sé que CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS lo vamos a lograr por la capacidad, por el talento, por la creatividad y por la fuerza de nuestra gente.
En estos cinco años de gestión trabajamos para poner orden y y darle rumbo a Quintana Roo, enfrentando los desafíos en lo institucional, social, en lo político y en lo económico; también, en nuestro vínculo con el Congreso, en nuestra relación con la Justicia, en el diálogo con las y los presidentes municipales, en el trato con los medios de comunicación y en la reconciliación con la sociedad.
Cumplimos con lo que creemos es el espíritu de la democracia.
La democracia es un sistema de unión y entendimiento, un mecanismo para resolver conflictos más que para generarlos.
La democracia es para unirnos y respetar nuestras diferencias.
Soy un gobernador que está presente, que inicia todos los días del año con actividades muy temprano reunido con su gabinete, con la mesa de atención a COVID, con la de seguridad, con la de empoderamiento de la mujer, la del sargazo y termino sus labores hasta pasada la media noche.
Recorro permanentemente cada centímetro de la geografía del estado y atendemos juntos las emergencias que sufrimos, debatimos juntos las prioridades, discutimos juntos las obras necesarias para nuestro desarrollo y cada paso que hemos dado juntos, nos ayudó a creer en nosotros mismos y mostrar con resultados todo el potencial que trabajando juntos tiene Quintana Roo.
Quiero agradecerle a cada legislador, a cada juez y magistrado, a cada representante de los organismos descentralizados y autónomos, a los miembros de las fuerzas armadas, a todas y todos los presidentes municipales que me acompañaron, que me acompañan y que me van acompañar en estos años a las y los empresarios, a las y los y trabajadores y a toda la ciudadanía en general por su generosidad en aceptar y construir CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS, esta nueva forma de hacer política y trabajar en equipo.
Porque para nosotros, el poder no es propiedad de nadie; creo realmente en la división de poderes.
El poder es respetar la ley y servir al ciudadano, no ponerse al servicio de quienes gobiernan sino que somos nosotros, los gobernantes, quienes debemos estar al servicio de la gente.
Diputadas y Diputados:
Quiero convocarlos a ser parte de este mismo equipo, a través de un Congreso activo que discuta las leyes, que busque las mejores soluciones y las mejores medidas para el bienestar de las y los quintanarroenses.
Entiendan que representan el eje más puro de la expresión ciudadana a través del sufragio popular, por estar vinculados directamente a sus distritos. Su papel en el debate es y será crucial para canalizar las expectativas y sentimientos de todas y todos los quintanarroenses.
Se trata de dialogar en un mismo nivel. Se trata de comprender y entender al que está en la banqueta de enfrente, de construir y no de imponer.
Nuestras creencias deben ser puentes y nuestras convicciones deben nutrir un encuentro más profundo y más humano entre todas y todos.
Queremos acabar con la lógica de amigos y enemigos. Es cierto que hay y puede haber conflictos, pero ellos son parte de la democracia y vivir en democracia significa administrarlos usando el diálogo.
Amigas y amigos:
Empezamos dentro de poco un nuevo proceso electoral que llevará a la designación de las nuevas autoridades en este estado.
Que nadie se ponga nervioso ni espere dedazos mágicos, ni regalo de placas, patentes, venta de notarías públicas o puestos en la administración.
Los tiempos los marca el Tribunal Electoral, no las apetencias, voracidades, urgencias y desesperaciones personales.
Seré el más absoluto, respetuoso testigo y defensor de este proceso democrático que se avecina.
El Quintana Roo que hemos construido y aspiro dejar a las próximas autoridades es el del diálogo, del respeto institucional, del acuerdo, del encuentro, donde la igualdad no sea uniformidad.
Estoy convencido que cada uno tiene derecho a pensar como le parezca y quiero que, en este estado, todas y todos tengamos la libertad de poder elegir la opción que creamos más conveniente para nuestro futuro.
Mi meta ha sido y será siempre apostar al trabajo en equipo, a tener presente en todo momento el legado de mi padre que me enseñó la cultura del trabajo, la cultura del esfuerzo, ese esfuerzo que dignifica, ese esfuerzo que eleva la autoestima y esa responsabilidad del esfuerzo que te aleja de la deshonestidad y la improvisación.
Porque en estos doce meses de gobierno que aun quedan no bajaré la guardia, tengo la gran oportunidad de servirle a Quintana Roo cada día durante un año.
Para mí, en todos estos años, lo más importante ha sido fortalecer las instituciones, darles vigencia, que funcionen mejor en el marco del Estado de derecho, y que garanticen las mejores condiciones de gobernabilidad y de vida para nuestra gente.
Las instituciones tienen que dar resultados de manera permanente, eso es lo que la gente exige y eso es lo que las fortalece ante la imagen pública.
Hablé al comienzo de este mensaje de un punto de inflexión.
Es necesario que el Quintana Roo que surja luego de esta transición se exprese, se difunda, que las grandes mayorías y beneficiarios adviertan la corrección del camino emprendido y defiendan los pequeños o grandes logros que se hayan obtenido.
Debemos ser capaces de comunicar con eficacia lo que hacemos, en forma que toda la ciudadanía comprenda. Se trata de que cada paso que hemos dado de avance se aprecie en su justa dimensión.
Y ya para terminar.
La honestidad y la transparencia de mis acciones me permite mirar de frente a mi familia y a ustedes.
He trabajado sin descanso, paso a paso, sin medidas sorpresivas o traumáticas, siempre en el diálogo, en la búsqueda de acuerdos, avanzando, enfrentando los problemas y buscándolo la mejor solución posible.
Con pluralidad, con capacidad de aceptar y corregir los errores, con ánimo de escuchar a los demás, sin sentirme dueño de la verdad, dispuesto a compartir nuestras realidades para lograr el bien común.
Por eso acompaño con optimismo los signos de recuperación que vemos, por eso insistimos en convocar al conjunto más allá o más acá, de cualquier alineamiento partidario o interés particular.
No hice promesas incumplibles para llegar a donde estamos, no nos atamos a pactos de supervivencia ni a acuerdos oscuros y reviso el avance y cumplimiento con un observatorio ciudadano de todos los compromisos que hice en campaña.
Es necesario entender que los problemas que nos aquejan requieren soluciones estructurales que nos llevarán más tiempo y esfuerzo.
Ningún cambio duradero se podrá concretar instantáneamente.
Contra viento y marea, cambiamos el rumbo y logramos reencauzar a Quintana Roo para ponerlo a tiempo con los tiempos.
Decíamos al comienzo que era necesario recordar de dónde veníamos para valorar dónde estamos y de eso se trata.
Hemos construido un Quintana Roo absolutamente diferente, para todas y todos, más allá de cualquier condicionamiento político partidario.
Nos debe quedar absolutamente claro que para poder tener futuro y no repetir nuestro pasado, necesitamos enfrentar con plenitud el desafío del cambio y los tiempos políticos que se vienen.
Cambio responsable, calidad institucional, transparencia, paz social, apego a la Constitución y a la ley, fuerte lucha contra la impunidad y la corrupción, políticas activas para combatir la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la exclusión, el fin de todo tipo de violencia de género y el pleno respeto a los derechos humanos y la libertad de expresión, son el presente de nuestro estado.
Hoy en Quintana Roo, no hay voces acalladas, periodistas censurados.
La pluralidad y el disenso han nutrido nuestra democracia.
Una democracia donde quienes nos sucedan puedan dedicarse a consolidar, no a reconstruir, a crear, no a restaurar, a crecer con dignidad.
Sabemos que todo lo logrado no fue por arte de magia. Sabemos que no fue fácil porque siempre tocamos importantes intereses.
Pero las y los quintanarroense tenemos memoria y sabemos que ya no hay espacio en el futuro de este estado para aquellos que nos hundieron en la delincuencia, en la inmoralidad pública, en la corrupción, en la desigualdad, o para los que sólo saben criticar y mentir pero que jamás han sido capaces de resolver ni el más mínimo problema.
Hemos aprendido a sumar el trabajo de cada uno con el del otro logrando la unión de lo que está desunido.
Esa ha sido la premisa de nuestra colaboración permanentemente con el gobierno federal y así seguirá siendo hasta el último día de mi mandato. Con el presidente de la República, trabajamos, dialogamos, colaboramos y coincidimos o no, pero priorizamos ante todo, los intereses comunes de las y los quintanarroenses y de todas y todos los mexicanos.
Porque como clase política debemos comprender que es necesario estar a la altura de esta misión que encabezamos, ponernos al servicio de las demandas y urgencias y despojados de toda arrogancia y de todo prejuicio, trabajemos y construyamos juntos el Quintana Roo de los tiempos del futuro.
Y eso será una vez más, CONTRA VIENTO Y MAREA, CON EL ESFUERZO DE TODAS Y TODOS.
JUNTOS SALDREMOS ADELANTE.