Fernando Martí / Cronista de la Ciudad
Para cumplir con el protocolo, las ciudades del estado más joven del país diseñaron escudos de acuerdo a los principios de la heráldica… y de la mercadotecnia!
El logotipo de la marca Cancún, hoy elevado a la categoría de escudo de armas, con presencia en la papelería oficial y en el frontis del Palacio Municipal, surgió de un concurso entre agencias de publicidad.
Recuerda Guillermo Grimm, que allá por 1973 despachaba como responsable de mercadotecnia de Infratur: “Convocamos a un concurso y le dijimos a los participantes: queremos una imagen que refleje la esencia de Cancún, el sol, la playa, lo maya, el trópico, lo Caribe. No estaba fácil. Había que meter todos esos elementos en una sola imagen, y que además fuera atractiva.”
Añade Joe Vera, diseñador de origen mexico-norteamericano: “Grimm me dio unas fotografías. Empecé dibujando trazos, algo que evocara los rayos del sol y las olas del mar. La verdad, fui un poco influido por las curvas del logotipo de Coca-Cola, que también tenían un trazo ondulante. Luego le dimos color y decidimos meter las franjas de arena, de mar y de sol. Pero todo fue producto de la imaginación: hice el boceto sin visitar Cancún.”
El proceso creativo sufrió varios ajustes: “Yo dibujé una C, por la primera letra de Cancún. Las franjas estaban unidas del lado izquierdo, y separadas del lado derecho. Pero Grimm me pidió que lo modificara, y que la línea que separa las franjas de arriba de las de abajo, fuera continua. En cuanto a la silueta, desde luego que sí se parece al aro del juego de pelota, aunque en origen yo quise representar al sol.”
El logo tenía la finalidad de figurar en los folletos de publicidad, pero sucedió algo insólito. Recuerda Grimm: “A la gente le gustó, lo adoptaron de inmediato. Lo empezaron a usar en los restaurantes, en las agencias de viajes, en los anuncios de los primeros hoteles. A mí me hacía mucha gracia, pero estaba hasta en las portezuelas de los taxis.”
De ahí pasó a la dignidad de escudo municipal, durante la gestión de Francisco Alor. Apunta el ex alcalde: “Lo sugirió un regidor en una sesión de Cabildo, no recuerdo quién, y a todos nos pareció una buena idea. Así que, sin más trámite, le pedí a Obras Públicas que hiciera el trabajo. Me pareció importante que el principal edificio de Cancún tuviera un símbolo que fuera parte de nuestra identidad.”
¿Cumple el logo de Vera con las exigencias de la heráldica?
La respuesta es más o menos, pues no está dividido en cuarteles, ni ostenta soportes, ni luce una corona o yelmo, ni incluye un punto de honor o un ombligo, ni incluye un lema o divisa, pero sí tiene una mesa de espera convencional (redonda, como el escudo nacional de México), sus colores se corresponden con la escala cromática aceptada (azures, azul; gules, rojo; y oros, amarillo), y sin duda muestra, aunque sea de manera simbólica, las armas de combate de una ciudad tan pacífica como Cancún: el sol, la arena y el mar.
Un contenido similar incluyen los emblemas de otras ciudades del Estado: animales simbólicos como el caracol (Chetumal), la tortuga (Tulum) y la golondrina (Cozumel); iconografía maya (Solidaridad y Tulum); edificios emblemáticos como un faro (Isla Mujeres) o una pirámide (Solidaridad, Tulum), y desde luego, el sol y el mar como elementos clave (como en el caso de Cancún).
Escudos optimistas, y sobre todo, escudos pacifistas. Tal vez por eso nos sea tan difícil aceptar la violencia que hoy ensombrece nuestro presente y amenaza nuestro futuro.
La crónica completa de la confección del logo de Cancún se encuentra en el capítulo Las armas del paraíso, del libro Fantasía de Banqueros II. En versión electrónica, el capítulo se puede solicitar sin costo al correo fantasiadebanqueros@gmail.com